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Una cooperativa de personas liberadas de la cárcel hace hostias para el Papa y pan social para la comunidad

En la localidad bonaerense de San Nicolás de los Arroyos, más precisamente en El Refugio, ubicado en la casa contigua a la Parroquia Nuestra Señora de Fátima, un grupo de 15 personas, ahora nucleados en forma cooperativa, realizan un fuerte trabajo barrial de inserción social, bajo el liderazgo del cura Damián Vidano.

9 de noviembre de 2020, CABA (Ansol).- La cooperativa de trabajo El Refugio , de personas liberadas de la cárcel, hace hostias para el Papa Francisco y pan social para su comunidad.

Desde la localidad de la cual la cooperativa tomó el nombre, el cura Damián Vidano, de la Parroquia Nuestra Señora de Fática, lidera la formación de esta cooperativa.

Tiene una unidad panificadora, otra de telar y grabados, y una tercera conformada por presos, que elabora desde pelotas de futbol hasta hostias, en distintos talleres. 

Esta iniciativa comenzó sus actividades en 2008, como espacio de referencia para jóvenes de la zona sur de la ciudad. La casa fue acondicionada para el funcionamiento de variados emprendimientos, que tuvieran como propósito generar el valor del trabajo en los concurrentes, que por diferentes motivos no habían tenido la oportunidad de recibir contención, orientación y /o acompañamiento familiar.

Las tareas actualmente son llevadas a cabo por  los internos de la Unidad Penal 3 de San Nicolás, con un fuerte acompañamiento del padre Vidano, en conjunto con las Unidades Productivas  (El Telar y  La Panadería) que funcionan en las instalaciones de El Refugio, posibilitando así la sinergia necesaria para lograr una mayor inclusión social.

Recientemente, la federación Fecootra los acompañó en la conformación técnico-legal, y en la capacitación para organizarse como dos cooperativas y una mutual, en la cual también estuvieran integradas la Iglesia, la comunidad y otros actores. 

La iniciativa además había sido fuertemente respaldada por  el Obispado de San Nicolás y Mario Cafiero,  ex presidente del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), quien falleció el pasado 13 de septiembre.   

En la cárcel, los reclusos fabrican, en tres talleres distintos, bolsas biodegradables, pelotas de fútbol y unas 20 mil hostias por semana. Algunas se reparten en iglesias de la ciudad y otras son enviadas al Vaticano en encomiendas, para que el Papa Francisco las utilice en las misas que brinda en la capilla Santa Marta.  Justamente, fue  Vidano quien hizo de nexo entre la cárcel y el Sumo Pontífice. 

En la Panadería, por su parte, se elabora pan para los comedores y hogares. También se prepara el “pan social”, donde los chicos que trabajan ganan un porcentaje mínimo porque el producto se vende más barato al consumidor. También se  fabrica el  “pan a cuenta”.  Si el kilo sale 30 pesos, las personas compran y dejan 50, y con los 20 restantes aportan para cubrir el pan del que no tiene dinero para pagarlo.

Por otro lado, en El Telar se trabaja con tres líneas de productos: trapos de piso, rejillas y artesanías,  que se confeccionan es un salón amplio y luminoso, con los telares automáticos  dispuestos en dos laterales, y dos mesas centrales de trabajo.

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