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Un año sembrando sueños

La cooperativa social cumple su primer año de vida. Sus doce integrantes sostienen un vivero y comercializan su producción en ferias locales de Santa Fe. “Agradecemos a la vida, el habernos conocido”, se enorgullece Damián, su presidente.

12 de agosto de 2020, CABA (Ansol).- Allá por el año 2011, empezó a funcionar en la Provincia de Santa Fe un vivero inclusivo, como parte de una política de Estado que se había planteado el gobierno local, y con la mirada puesta en la posibilidad de que ese proyecto se transformase en un emprendimiento productivo para la región.

En su primera etapa, el vivero se instaló en Recreo Sur, una pequeña localidad ubicada a escasos 17 kilómetros de la Ciudad de Santa Fe, capital provincial.

Por estos días, se está cumpliendo el primer aniversario desde que este vivero, que ya tenía en su haber varios años de funcionamiento, se convirtió formalmente en la Cooperativa de Trabajo Sembrando Sueños, gran orgullo para todas esas personas que desde sus comienzos han estado ligadas con este proyecto que se propone trabajar la tierra con una mirada integral, que no solo toma en cuenta la inclusión de personas con discapacidad, sino que también procura ser un espacio productivo que genere empleo y aporte al dinamismo de la economía regional.

Los primeros objetivos del vivero tuvieron que ver con poder constituirse efectivamente como un espacio productivo, en el marco de su comunidad, y con generar lazos con ferias y mercados donde los compañeros pudieran vender el producto de su trabajo

Gastón Onetto

En diálogo con ANSOL, Damián Ramos, presidente de Sembrando Sueños expresó que en los comienzos eran pocos los que conocían verdaderamente del tema, mientras que la mayoría de quienes se iban acercando no sabía bien qué significa formar parte de una cooperativa.

Con el tiempo, fueron haciendo ese aprendizaje conjunto, colectivo, de aprender cuáles son los puntos fuertes y las debilidades de organizarse para trabajar de esta manera.

Gastón Onetto explicó que los primeros objetivos del vivero tuvieron que ver con poder constituirse efectivamente como un espacio productivo, en el marco de su comunidad, y con generar lazos con ferias y mercados donde los compañeros pudieran vender el producto de su trabajo.

Onetto es psicólogo y actualmente acompaña la iniciativa desde la subsecretaría de Inclusión Social para personas con discapacidad, dependiente del Ministerio de Salud de Santa Fe.

Desarrollo y organización

Actualmente son doce los trabajadores que integran la coope, y se dividen en tres áreas diferentes: parquización, producción y ventas.

Han creado vínculos con tres ferias, pero participan incluso de otros espacios de comercialización que, dada la coyuntura, están funcionando de manera virtual.

En relación a la forma legal del vivero, dice su presidente que el trámite se demoró alrededor de cuatro años: “Recién en 2019 conseguimos constituirnos en la Cooperativa de Trabajo que hoy somos, y ahora estamos prontos a hacer el primer cierre de ejercicio, con nuestra asamblea ordinaria”.

En el ínterin, la cooperadora de una escuela cercana ponía a disposición del vivero su talonario de facturas, para que el trabajo de los compañeros no cayera en saco roto; algunos de ellos, de hecho, debieron tramitar el monotributo social, para resolver las cuestiones del día a día sin tener que bajarse de este proyecto colectivo.

Las cooperativas sociales La Huella y Emiliana nos han transmitido su experiencia y así pudimos incorporar algunas cosas que antes no sabíamos hacer. Lo importante es que nosotros tratamos de acompañarnos siempre y de ir incorporando conocimiento mientras trabajamos. La lógica tradicional diría que debiera conducirnos un grupo de profesionales sin discapacidad, pero acá elegimos hacer las cosas a nuestra manera

Damián Ramos. Presidente de Sembrando Sueños

Consultado por cómo se están manejando en este contexto de pandemia, con la fuerte recesión económica que conlleva, dice Damián que recién en julio pudieron retirar un pequeño excedente, desde que arrancó este problema en el mes de marzo.

El Estado santafesino, paralelamente, les tendió una mano, para que pudieran sostenerse, y ese ingreso se distribuyó en partes iguales entre todos los trabajadores.

Damián tampoco quiere dejar de mencionar que, a lo largo de este tiempo, han articulado con otras cooperativas, como Emiliana, también de Santa Fe, y La Huella, de la Ciudad de Buenos Aires: “Ellos nos han transmitido su experiencia y así pudimos incorporar algunas cosas que antes no sabíamos hacer. Lo importante es que nosotros tratamos de acompañarnos siempre y de ir incorporando conocimiento mientras trabajamos. La lógica tradicional diría que debiera conducirnos un grupo de profesionales sin discapacidad, pero acá elegimos hacer las cosas a nuestra manera”.

El contexto de la coope

Existen, a nivel nacional, diez Cooperativas de Trabajo que están integradas por personas que padecen diversos grados de exclusión. A ellas se suman otros 29 emprendimientos productivos que no están formalizados, pero que de todos modos participan de esta red de integración.

La realidad de estas iniciativas, según la Red de Cooperativas Sociales, es que un 60 por ciento está atravesando una etapa inicial de capacitación, con retiros magros y esporádicos. El resto tiene en su haber un recorrido más amplio y perciben subsidios o pensiones por discapacidad.

El problema, allí, radica en una traba burocrática, que impide que el monotributo social de los trabajadores conviva con las pensiones que pueda gestionar cada cooperativa.

La Red de Cooperativas Sociales se ha encargado de presentar un reclamo frente a la Andis -la Agencia Nacional de Discapacidad- para tratar de alcanzar una solución política para destrabar este inconveniente, que actualmente sigue siendo un impedimento para que muchos trabajadores, como los que integran la cooperativa Sembrando Sueños, puedan acceder a una calidad de vida con mayores niveles de dignidad.

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