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Trabajadoras del cuidado se organizan cooperativamente

El especialista Gustavo Sosa y referentas de empresas sociales organizadas para generar trabajo asociado y mejorar la calidad del servicio dialogaron con esta agencia de noticias para visibilizar su labor y sus reclamos. 

25 Enero, CABA (Ansol).- En Argentina, en los últimos 10 años se disparó la creación de cooperativas de cuidados de adultos mayores. Hay más de 20 en distintas provincias y están conectadas entre sí. Más del 90 por ciento de sus integrantes son mujeres.

Gustavo Sosa, del Centro de Estudios de la Economía Social (CEES) de la Universidad Nacional Tres de Febrero (UNTref) describió: “La búsqueda es compleja porque no hay información concreta en el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES). La más importante es la experiencia de Mar del Plata. Está también Soltrecha, de Chaco, que es la más antigua y nuclea a 80 asociados; Cuidacoop, de Formosa, que son 50. En líneas generales, se formaron a partir de haber compartido cursos. Se diferencia del trabajo doméstico porque se dedican al cuidado de las personas y no de tareas hogareñas”.

La UNTref colabora con el apoyo a la conformación de estas cooperativas, con el acompañamiento y la coordinación de la red. “Se ayudan entre ellas en lo que es contratos, seguros, servicios, vínculos con IOMA; PAMI, las distintas obras sociales, la acreditación de los cuidadores, etc.”, apuntó Sosa.

“La cooperativa ofrece una seguridad para todas las partes. Por un lado, para la familia es más confiable porque en definitiva están metiendo una persona a su casa, con todo lo que eso implica. La cooperativa brinda una garantía en ese sentido. Para las cuidadoras, también, porque muchas veces deben lidiar con los caprichos de la familia y, en caso de conflicto, interviene la cooperativa con reglas claras”, analizó Sosa.

Vital Asistencia, de La Pampa, es la primera cooperativa de asistencia y acompañamiento sanitario, surgida en 2016, que nuclea a 15 asociadas. La presidenta Ángeles San Martín contó: “Es una enfermería básica domiciliaria. Todos nuestros pacientes tienen alguna patología. Tenemos una filial en General Acha, con 14 asociadas, y estamos armando una en General Pico”.

“Se cobra por cantidad de guardias. Hay distintos tipos de guardias, con 4, 8, 12 horas. Entonces, tenemos una fórmula que es un mix entre guardias y horas. Elegimos el modelo de recibo del INAES, donde está detallado el descuento, el aporte, el seguro, el monotributo, los montos, etc. Este recibo, avalado por el INAES, cuenta como ganancias, por lo cual sirve para créditos, inmobiliaria, etc. Es un avance para el monotributista”, aseguró San Martín.

“En líneas generales, la lógica de estas cooperativas es un valor hora, que contempla los costos administrativos. La idea es que la cuidadora se lleve el mayor porcentaje posible, sin descuidar el funcionamiento de la cooperativa”, resumió Sosa.

Mar del Plata es el segundo aglomerado urbano con mayor desocupación del país, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC – 3er trimestre 2018), con un 11,8%. Sólo por detrás de Santa Rosa-Toay, que tiene un 13,2% de personas que buscan trabajo y no encuentran. En paralelo, según datos del Censo 2010, casi el 20% de la población es mayor a 65 años. Para 2017, un informe de la Universidad Católica Argentina (UCA) colocó a ese número en el 25%. Un polo gerontológico azotado por la desocupación coloca a las tareas de cuidado en un lugar estratégico. Tal es así, que en apenas siete años, la Cooperativa Cuidadores Domiciliarios Mar del Plata Ltda. pasó de 10 a 150 asociadas.

Elsa Miori, presidenta de esta cooperativa, explicó a Ansol: “Somos todas autónomas, no hay relación de dependencia. Lo único que aporta el asociado es una cuota social, equivalente al Salario Mínimo Vital y Móvil, y tiene 5 años para pagarlo, en cuotas. En cuanto a los honorarios, la cuidadora se lleva el 100%. Luego, las cuidadoras mismas determinan qué porcentaje más se le cobra a la familia, para sostener la cooperativa. El costo de la cooperativa lo absorbe la familia y no la cuidadora”.

Andrea Larrubia, secretaria de la cooperativa, detalló: “Hoy, trabajamos con 100 familias. Capacitamos a nuestras cuidadoras e informamos a las familias de cada paso que damos. Es la manera que encontramos de lograr una armonía entre todas las partes. La familia nos dice cuál es su necesidad y nosotras la cubrimos. Puede ser de dos horas o de 24 horas”. El servicio estándar consiste en “acompañar en las tareas de cotidianas. Acompaña con aquellas tareas que la persona no puede o se le dificulta. Verifica alimentación, medicación, higiene y acompaña en visitas al médico, reinserción social, etc.”.

Miori contó que brindan cursos no sólo sobre cuidados, sino también sobre cómo administrar una cooperativa. “Formamos cuidadoras y cooperativistas. De hecho, solamente dos personas en el área administrativa no son cuidadoras”.

Si bien se limitan a las tareas de cuidado, Andrea destacó el servicio de psicología que brinda la cooperativa. “Tenemos una psicología especialista en gerontología que interviene ante una situación problemática que se presente. La psicóloga también coordina un grupo de reflexión, ante situaciones laborales de estrés”.

La desocupación golpea más a las mujeres, que al mismo tiempo están sobrerrepresentadas en las tareas de cuidado y en los trabajos relativos al cuidado. Así las cosas, estas cooperativas dan trabajo a los sectores que más los necesitan. Ángeles contó que en Vital Asistencia sólo tienen 2 varones, uno de los cuales es el contador.

Según Miori, “esta situación poco a poco se va modificando. Cuando empezamos éramos todas mujeres mayores de 45 años. Hoy, la realidad es otra. Tenemos mucha gente joven, que encuentra una manera de solventar los estudios. También se incorporaron 12 varones, que son muy requeridos por adultos mayores varones. Estos chicos son mayormente estudiantes de enfermería”.

Los reclamos del sector

Estas cooperativas deben enfrentar muchas dificultades para sostenerse. En todos los casos, el acceso al crédito es muy limitado y esto no se compensa con subsidios. En este sentido, Miori manifestó: “No hemos tenido subsidios. Sí pudimos sacar créditos especiales dentro del movimiento cooperativo. Trabajamos permanentemente para lograr derechos que no tenemos por no trabajar en relación de dependencia. Por ejemplo, cuando las cuidadoras se enferman. Como reclamo, las trabas más grandes las tenemos con las instituciones gubernamentales. Trabajamos cotidianamente con estos entes como el INAES o el ministerio de Desarrollo Social, pero pedimos que haya menos trabas burocráticas. Por ejemplo, las demoras con las matrículas, que incluso nos exponen a conflictos judiciales”.

Para Ángeles San Martín, otro problema es la Ley de Redeterminación de Precios. “En La Pampa, quedamos casi todas las cooperativas afuera. No nos podemos presentar a licitaciones porque no nos sirve. Terminamos perdiendo o trabajando por nada. No es justo que una empresa capitalista pueda redeterminar sus precios con respecto a la inflación y las cooperativas, no”, afirmó.

En el mismo orden, Ángeles completó: “Debido a la crisis económica, las obras sociales han bajado el porcentaje de cobertura y el resto se tiene que encargar la familia, que a veces no lo puede cubrir. Además, ahora cambiaron la forma de facturación y la obra social le paga al paciente y luego nosotros debemos cobrar al paciente, lo cual nos complica mucho”.

Para Sosa, “los marcos normativos deberían ser más claros. La formación y el registro de la cuidadora y dar lugar a la cooperativa de trabajo como método de organización. Tiene que ser claro porque este tipo de emprendimientos no puede estar a cargo de gente que no esté especializada. Son tareas muy delicadas”.

“También hace falta una política pública porque es un servicio caro. No es un cuidado voluntario y debería llegar a todas las personas que lo necesitan”, finalizó Sosa.