10 de agosto de 2023, CABA (Ansol) –En plena campaña electoral previa a las PASO de este domingo 13 de agosto, una polémica envolvió al precandidato presidencial por La Libertad Avanza, Javier Milei, y el ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, Nicolás Kreplak. El objeto de la discusión se centró en el origen de la salud pública de Argentina. Sin embargo, ambas posturas evaden el rol del mutualismo como precursor en la materia, un proceso que se remonta al siglo XIX.

En declaraciones televisivas, Milei había afirmado que el sistema de salud argentino se construyó sin involucramiento directo del Estado nacional, sino solo a través de intereses comunes entre privados. Este planteo alimenta la argumentación general del precandidato sobre la necesidad de reducir el rol de lo estatal al mínimo, para reducir el gasto que se traduce en impuestos sobre los individuos.

Frente a esa postura, Kreplak aseguró que el libertario era «Burro o mentiroso». En su cuenta de Twitter, el ministro del gobierno de Axel Kicillof expresó que «El sistema de salud comienza con Perón. Antes la sociedad de beneficencia administraba dinero público y los de comunidades de sus Estados de origen. Los pobres solo tenían caridad. Este tipo sueña con recordar un país imaginario que justifique sus prejuicios».

Kreplak se refiere al proceso comenzado a mediados de la década de 1940, con el desarrollo de políticas públicas de construcción de hospitales impulsada durante el gobierno de Juan Domingo Perón. En particular, bajo la gestión del ministro sanitarista Ramón Carrillo y con el financiamiento de la Fundación Eva Perón se generó un vuelco significativo en la cobertura básica de salud poblacional de un país que vivía un crecimiento exponencial en sus ciudades.

A partir de esta perspectiva es que el ministro bonaerense critica la discursividad sanitaria de Milei: “Este tipo sueña con recordar un país imaginario que justifique sus prejuicios”.

El mutualismo en la salud pública argentina

En este escenario, el rol histórico de las organizaciones de ayuda mutua en cuanto a la salud es anterior al periodo histórico referido por ambas posturas. Es verdad que las sociedades de beneficencia de finales del siglo XIX y comienzos del XX no lograban abarcar a la población entera como sí ocurrió a partir del peronismo, pero a su vez el gobierno justicialista aportó para el crecimiento de una red de atención ya consolidada desde varias décadas antes por el mutualismo presente en localidades a lo largo y ancho de Argentina.

Un ejemplo indudable al respecto es el de La Fraternidad, hito del sindicalismo organizado nacional, representante común de trabajadores de la creciente red ferrocarril. En su origen, tal entidad fue conformada como una mutual de servicios de salud, lo que sentó las bases para su organización en cuanto gremio.

Existen sobradas evidencias de que el mutualismo en Argentina fue el modelo fundador de la salud pública, a partir de las colectividades inmigrantes que una vez instaladas y en pleno desarrollo de sus actividades económicas, precisaban brindarse herramientas de seguridad social conjunta.

Adrede o sin intención, tanto Milei como Kreplak realizan recortes parciales de lo real e invisibilizan más de un siglo de existencia del sector solidario cuando el Estado nacional todavía estaba en formación.