Así lo relevó el Proyecto De Investigación “Fortalecimiento de circuitos socioeconómicos alimentarios, para la atención de la emergencia alimentaria ante el COVID-19 en el Partido de Quilmes y aledaños” de la Universidad Nacional de Quilmes.

27 de Julio de 2021, CABA (Ansol).- Un relevamiento realizado por el proyecto de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) relevó la existencia de 229 Centros de Complementación Alimentaria gestionados por movimientos sociales, organizaciones comunitarias e instituciones religiosas que trabajaron durante la pandemia.

El Departamento de Economía y Administración en conjunto al Observatorio de la Economía Social y Solidaria de la Casa de Altos Estudios impulsaron la investigación bajo la premisa de poner en valor las experiencias de la economía social y solidaria como motor para la transformación social provocada por la crisis de la pandemia.

Sobre este punto, Laura Niño, la coordinadora del proyecto, dialogó con ANSOL: “Este relevamiento pretende por un lado conocer y visibilizar el trabajo arduo de asistencia alimentaria que realizan las organizaciones e instituciones en el territorio, particularmente en un contexto de pandemia que recrudeció la emergencia alimentaria y dificulta dar continuidad a las prácticas habituales de trabajo en los comedores y merenderos”.

Por otra parte, la investigación propone construir información sistematizada sobre la demanda y las formas de acceso a los alimentos que tienen las organizaciones en el contexto actual. “Nos interesa mucho apuntar a una idea importante: la alimentación como un derecho”, agregó la coordinadora.

La alimentación es un derecho

Según los datos obtenidos durante el período de estudio entre septiembre y diciembre del 2020, en 119 de los Centros de Quilmes se asistió a unas 11.126 familias con la entrega de más de 17.000 raciones de comida por día. 

Dentro de los comedores relevados, unos 70 de estos espacios se encuentran dentro de los asentamientos con menos recursos, entre ellos se encuentran el Barrio IAPI, el Barrio Itatí y la Villa Luján. 

Potenciar el desarrollo de las organizaciones

De acuerdo con el estudio sobre los circuitos socioeconómicos alimentarios, los movimientos sociales y organizaciones comunitarias gestionan 176 comedores en el territorio, mientras que las instituciones religiosas cuentan con 52.

«Las universidades y el Estado tenemos que impulsar la organización socio-comunitaria»

Rodolfo Pastore, Director del Departamento de Economía y Administración UNQ

Estos circuitos involucran a dispositivos de organización del consumo, la comercialización y la producción de la Economía Social y Solidaria con mecanismos innovadores de organización del trabajo, la compra-venta, el financiamiento y la distribución, que favorecen tanto a consumidores como a productores.

Asimismo, es de importancia la finalidad que tienen  los circuitos alimentario: mejorar las condiciones de producción, venta e ingreso de pequeños productores y cooperativas y al mismo tiempo beneficiar el acceso alimentario para la población, tanto en precio como en condiciones de calidad alimentaria.

En conversación con ANSOL, Rodolfo Pastore, director del Departamento de Economía y Administración agregó que estos estructuran las relaciones de forma más directa y allí prevalecen vínculos donde todos los actores son beneficiados: “Para esto es clave el Estado y las políticas públicas que impulsen y reconozcan a estos circuitos que se vienen desarrollando.

Respecto a los circuitos socioeconómicos detalló la articulación entre el proyecto y potenciar a los mismos: “Es fundamental avanzar en los circuitos socio económicos alimentarios y para eso el proyecto de investigación que estamos desarrollando que busca relevar conocer estas experiencias, por ejemplo, los comedores escolares y comunitarios y así articular y potenciar conocimientos para fomentar estos circuitos, como beneficio público para el conjunto de la sociedad. Las universidades y el Estado tenemos que tratar de impulsar a los mismos», concluyó.

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