«»O comprábamos remedios y leche para los niños, o comprábamos perfume y jabón». Así de duro, y simple. Épocas de prioridades y elecciones tal vez sin muchas opciones.

Recuerdo haber percibido socialmente un aire mezcla de resistencia y de casi derrota. Mucho bajón. Poca expectativa. Siempre con la dignidad intacta.

Las otras visitas fueron tres, casi seguidas entre el año pasado y este año. La percepción dio vueltas como la tortilla, esta vez orientada a la expectativa de la mejoría, de determinadas flexibilidades que tienen que ver con hacer cosas que antes eran privativas. Tener un celular. Usar conexión a internet. Cambiar de trabajo. Emprender una pequeña iniciativa por cuenta propia. Agruparse en una actividad en Cooperativa. Viajar el exterior, y poder volver, más allá de las vallas burocráticas que, por precaución, actitud defensiva, o cultura de la resistencia €“ estamos hablando de dos generaciones nacidas y criadas durante el bloqueo económico más feroz e inhumanitario al que jamás se sometiera a colectivo humano alguno- aún persisten.

En cada esquina de La Habana se percibe talento. Los cubanos, y en especial los habaneros, son profundamente identitarios y culturales. Ostentan con orgullo la historia. Respiran expresiones propias, y comparten sentimientos de hermandad latina, caribeña, pero especialmente argentina.

Ariel, un Compañero que anda un poco más allá de los 40, y que es el Gerente de «Tocororo», hermoso Restaurante, al saber que está atendiendo varias mesas de argentinos, se acerca y dice: «mire, esta es toda mi familia el día de la final. Todavía estamos maldiciendo por el gol que erró Iguaín!!!». Y empieza a mostrar las fotos de su celular, y a comentar cual especializado crítico deportivo las alternativas de los partidos del último mundial de fútbol, siempre desde la identidad de hincha argentino. La piel comienza a erizarse. El, su señora y sus tres hijos, vestidos y embanderados, con las caras pintadas, todo de celeste y blanco, y gritando como locos a favor del seleccionado argentino frente a un televisor.

Es más que obvio. No es solo un sentimiento de hermandad por el Che. Cada año, Argentina ostenta el tercer puesto en cantidad de turistas que ingresan a la Isla, detrás de Canadá e Inglaterra. El primero en turistas de habla Hispana. El primero en turistas latinos.

Cualquier Cubano te habla del «Comandante». No hay poses. El sentimiento de profundo amor por Fidel se manifiesta en público y en privado, y atraviesa edades y sectores sociales. Trabajadores, profesionales, estudiantes.

Fidel sintetiza la cultura Cubana de la dignidad. Todos tienen una anécdota que contar sobre Él. Todas con gran respeto. Es leyenda viva y guía espiritual de la Revolución, y también quien con sus lúcidos artículos y declaraciones muestra cotidianamente el norte del proceso, y advierte sobre los incesantes intentos desestabilizadores del Imperio.

El bloqueo es tan tremendo y real como el aire que se respira. Nunca hay que obviar ese -fundamental- elemento en los análisis políticos y económicos que del escenario actual de la Isla se intenten. Está presente en todos los órdenes de la vida nacional, y de todas las relaciones políticas, económicas y culturales que los países hermanos tenemos con este hermoso País.

Venimos entusiasmados por los intentos asociativos y cooperativos que están encarando Pueblo y Gobierno Cubanos. «A lo Cubano», claramente. Muy estructurados. A prueba y error. Haciendo primeras experiencias en algunos sectores como el transportes, consumo, alimentos €“ las agropecuarias ya son históricas- sectores de servicios profesionales, y corrigiendo errores, y vuelta a probar. Han descubierto el elemento profundamente solidario y anticapitalista que nutre la empresa Cooperativa. Y que es el formato que quizás más se adapta a formas «no estatales de producción y de comercio». Y por ello van.

Si hay algo que impresiona es un elemento que es de difícil racionalización, categorización, o vaya uno a saber que: el tiempo. La temporalidad, o los ritmos «globalizados» acá son casi imperceptibles. Se viven más en algunos sectores Dirigentes. Poco – o casi nada- a nivel popular. El Cubano vive como si solo el centro, el origen, y el futuro, fuera y dependiera de él, y de las posibilidades de encauzar con éxitos este proceso colectivo de reformas que se han decidido a llevar adelante. Y uno se viene convencido que, más allá de estar insertos en una Región, en un proceso, y en un Mundo, es realmente así.

*César Malato, miembro de los Consejos Directivos de la Confederación Argentina de Mutualidades (CAM) y de la Federación de Cooperativas y Mutuales Administradoras de Microcréditos (Fedesam). «