En el acto electoral del 22 de octubre el pueblo trabajador y los miembros de esta sociedad nos sentimos acompañados y expresados en la fórmula que encabeza Unión por la Patria, con Sergio Massa presidente y Agustín Rossi como vice, así como todas las expresiones en la provincia de Buenos Aires.

Entendimos que era un proceso de división, de profundización de una grieta que no queremos seguir construyendo. Desde los valores del cooperativismo, la economía social, la economía popular, apuntamos a construir un futuro mejor para los argentinos y argentinas, pensando que el sector cooperativo tiene una responsabilidad muy grande, no solo a nivel local, sino a nivel mundial.

A nivel local, entendemos que el actual gobierno, más la continuidad y perfectibilidad del modelo que propone Sergio Massa, es el que nosotros queremos y pretendemos acompañar.

Del otro lado, justamente todos los valores que el sector cooperativo pregona son denostados: se habla del individualismo, de meritocracia, de un proceso negacionista. Es algo sobre lo que el movimiento de trabajadores autogestionados organizados y organizadas no podemos quedarnos ajenos.

De esa misma manera, debemos respaldar un proyecto político para nuestras comunidades, para el desarrollo de nuestras entidades y, en este contexto, obviamente el cooperativismo necesita seguir construyendo herramientas fundamentales para una sociedad más justa.

Estamos apuntando a construir más derechos con un gobierno nacional y popular, como se está haciendo ahora en conjunto con la ministra de Trabajo, Kelly Olmos, con la reglamentación de la de la ART para los asociados, junto al INAES, el Ministerio de Trabajo, la AFIP, con la la construcción una nueva ley de cooperativas.

En ese contexto, tenemos que entender que hubo errores, pero que también hay muchos aciertos y que tenemos que seguir construyendo esos aciertos por el bien de toda nuestra sociedad.

Peligros del nuevo eje antipopular

Una alianza Milei-Bullrich establece un proceso de destrucción histórico, que nos hace reflexionar como sociedad. Como hemos dicho muchas veces, desde la óptica de la comunidad organizada, las sociedades que olvidan su historia comprometen su futuro. No tiene sentido, por tanto, seguir debatiendo cosas que ya se ha comprobado como peligrosas.

Por suerte, tenemos y hemos logrado construir una historia popular y de derechos humanos, que no podemos volver a aceptar que denosten y nieguen, ni tampoco podemos aceptar, de ninguna manera, que se construya un Estado totalmente beligerante hacia los sectores populares.