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«Podemos relacionarnos de otra manera con lo que comemos»

En el Día del Consumo Responsable, Soledad Barruti, autora de los libros Mala leche y Malcomidos, habló del festival de consumo que proponen las grandes corporaciones. «Al supermercado vamos como zombis. Ingresamos en una experiencia que proponen las marcas y que delinea los gustos y excita al cerebro al punto que solo ellos pueden satisfacer esa promesa permanente», señaló.

12 de abril, CABA (Ansol).- «Hay un exceso de sustancias perniciosas que vamos ingiriendo cuando entramos a un festival de consumo de cosas que desde la góndola te gritan ‘llevame’ y que no deberíamos estar comprando», indicó Soledad Barruti, autora de los libros Mala leche Malcomidos, a esta Agencia de Noticias.

Barruti señaló que así como este sistema invita a comprar todos los años televisores y zapatillas distintas, también en la comida propone consumir siempre cosas nuevas. «Los alimentos originariamente también ofrecen una diversidad enorme, pero que se expresa con los territorios donde nacen, con la cultura que se desarrolla alrededor y los nutrientes que se pueden adquirir. Siempre tuvieron que ver con una mejora», explicó.

En cambio, hoy la diversidad tiene que ver con un «llamado de atención», según contó. «La diversidad capta nuestra atención e induce a una compra. Contra lo mismo, el cerebro se adormece. La novedad estridente de sabores, de colores, te llama la atención y te pide que lo lleves. El yogurt de temporada, de mango y durazno no tiene ni mango ni durazno. Son saborizantes», desarrolló.

En esa misma línea, aseguró que es posible consumir de otra manera: «Antes de consumir, hay que relacionarse de otra manera con lo que comemos. Al supermercado vamos como zombis. Ingresamos en una experiencia que proponen las marcas y que delinea los gustos y excita al cerebro al punto que solo ellos pueden satisfacer esa promesa permanente. Salir de ahí es relacionarte de otra manera con los alimentos. Ese es el primer eslabón de cosas buenas que se consiguen cambiando el supermercado por el, aunque sea, la verdulería del barrio».