Por César Malato

DIRIGENTE MUTUALISTA DE CAM Y FEDESAM

27 de enero de 2023, CABA (Ansol). –Estos dos últimos meses de fin y comienzo de año, de mucha intensidad para los argentinos y también para los latinos -especialmente, Argentina, Perú y Brasil-, vivimos acontecimientos que ponen nuestra sensibilidad en un lugar especial: Argentina Campeón del Mundo en fútbol, Lula Da Silva asumiendo presidencia de nuestra hermana Brasil, y los tristes acontecimientos operados por el Gobierno usurpador y represor de Perú configuran una coyuntura que dispara decisiones políticas fuertes.

En el caso particular de nuestro país, el pedido de juicio político a la Corte, en especial a Horacio Daniel Rosatti, uno de los dos Cortesanos junto a Carlos Rosenkranz que el ex presidente Mauricio Macri doctoró en “salto por la ventana”, al nombrarlos por Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), en uno de sus primeros actos de Gobierno.

Sube la intensidad, se enrarece el clima mediático-judicial, se calienta el ánimo social. Lo que nunca pasa en este hermoso país es que bajen los precios. Todo lo que el “sentido común” –que es de derecha- oculta y que conforman “los precios”: alimentos, calzados, transportes, combustibles, prestaciones de salud, y servicios.

Esta semana que culmina comenzó y sigue con la “indignación” y una fuerte operación política y mediática tendiente a demonizar una decisión política del Ministerio de Economía: dar participación a gremios, movimientos sociales y otras organizaciones del pueblo, en alguna especie (tibia) de control y denuncia de irregularidades, en cuanto al compromiso de las grandes cadenas de supermercados sobre el acuerdo de precios (Precios Justos https://www.argentina.gob.ar/economia/comercio/preciosjustos), firmado hace apenas unos días: no aumentar un listado de alimentos por 120 días, y proveer las góndolas con normalidad.

Como es obvio, y a veces parece que ya lo naturalizamos producto de ese “sentido común”, que martilla 24hs por 7días a la semana desde el conglomerado de Medios de Comunicación Hegemónico, al acuerdo no lo cumplen los empresarios.

Espantados por la presencia de militantes gremiales y sociales entre sus depósitos y sus góndolas, demonizan ese tipo de aporte democrático a la implementación de las políticas públicas en favor del pueblo. Les molestan los controles, no quienes controlan.

El Estado, lamentablemente, no ha podido estructurar una real secuencia de fortalecimiento de sus mecanismos de control y aplicación de una decisión: sus recursos (humanos, tecnológicos, económicos, logísticos) le impiden controlar. El pueblo organizado, a través de sus organizaciones libres, naturales, convocado por nuestro Gobierno, colabora en ese control de no aumento de precios y de abastecimiento, del cual el único beneficiario es su destinatario final: el mismo pueblo.

Desde la economía popular, social y solidaria, mutuales, cooperativas, organizaciones sociales, creemos conveniente acrecentar estos mecanismos de control de precios y de abastecimiento, creando un sistema federal de participación -realmente popular- que posibilite poner freno a las desmedidas ganancias de los grupos empresarios que desde hace más de treinta años se enriquecen a costa de apropiarse de todos nuestros aumentos salariales y de remuneraciones e ingresos.

Sería un giro histórico si nuestro Gobierno, el del Frente de Todos, decidiera profundizar esta política y extenderla a todos los rincones del país. Es parte constitutiva de nuestro contrato electoral votado por las mayorías en el 2019.