Las empresas recuperadas retroceden en el marco represivo y de ajuste

El coordinador del programa Facultad Abierta de la UBA, Andrés Ruggeri, junto a distintas cooperativas y organizaciones sociales debatieron el viernes pasado en el Hotel Bauen de Capital Federal sobre los números que dejó el Sexto relevamiento de empresas recuperadas y la actual situación de la economía social.

CABA, 29 Oct(Ansol).- El informe realizado por el programa Facultad Abierta, conformado por un equipo de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, y dirigido por el antropólogo Andrés Ruggeri, detalló la situación actual de las Empresas Recuperadas por sus Trabajadores (ERT) y el impacto de las políticas generales y específicas del gobierno en las cooperativas de trabajo hasta octubre del 2018.

Los números analizados mostraron un contexto negativo para los trabajadores de la economía social.

Los sectores con mayor cantidad de empresas recuperadas son los que más perdidas sufrieron: las industrias metalúrgicas, alimenticias, gráficas, textiles y de la carne se encuentran entre los primeros lugares.

“Todas las tendencias que veíamos desde el último informe en mayo de 2016 se fueron desarrollando. No son datos alentadores. Las políticas económicas regresivas económico como la caída del salario y el consumo, la inflación, la dolarización de costos, los tarifazos y la apertura de las importaciones, crea un ambiente hostil para las ERT. Sólo en el Gran Buenos Aires, por ejemplo, se perdieron 800 puestos desde 2015”, aseguró Ruggeri.

A su vez, consideró los problemas judiciales que las organizaciones atraviesan desde la llegada de Mauricio Macri al Ejecutivo: “Se están vetando proyectos de expropiación. La justicia de hoy pone muchas trabas a los trabajadores que deciden hacerle frente a empresarios vaciadores. Cada vez es más difícil conseguir una licencia para formar una cooperativa y cuando se hace una ocupación de los puestos de trabajo, la policía está habilitada a sacarlos violentamente. Es una justicia corporativa que no quiere una competencia para las grandes empresas”.

Desde que asumió el gobierno, se recuperaron 37 nuevas empresas en el país, llegando a un total actual de 384, que ocupan a 15.525 trabajadores. Casi el 50 por ciento de las empresas se encuentran en el Área Metropolitana de Buenos Aires. El resto se distribuyen en 22 provincias, la mayor parte en el interior de la provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Río Negro, Chaco, Misiones y Mendoza.

El noroeste presenta los números más bajos y esto se debe, explicó Ruggeri, a un determinado tipo de población y experiencia sindical heredada: “El tipo de actividad económica e industrial en el noreste no suele tener los factores propios de una empresa recuperada. Hay regiones que poseen una estructura cultural con más influencia conservadora y que hace que estos procesos se demonicen; a diferencia de otros donde la conciencia organizacional es más activa”.

El informe también mostró, por lo menos, 19 ERT totalmente paralizadas por la incapacidad de afrontar los costos de la producción, la ausencia de mercado para sus productos o por cortes de electricidad y gas.

En la misma línea, distintas cooperativas presentes expresaron una situación similar, miembros de Envase Flexible Mataderos, dedicadas a la fabricación de envases plásticos, explicaron que no sólo la baja de la producción los afecta, sino también la devaluación y el aumento del dólar: “Nos exigen comprar nuestra materia prima de fabricación afuera al contado por la suba inestable del dólar, pero nuestros clientes acá nos pagan a 60 o 120 días. Luego tenemos el aumento vil de las tarifas. En 2015 teníamos un gasto de 60 mil pesos en luz con las dos plantas y hoy es superamos los 600 mil”.

Por su parte, la cooperativa Globito Team, del rubro textil, enfatizó que, además de bajar drásticamente las ventas, sufren una presión judicial: “La justicia ahora nos obliga a ponerle un seguro a las máquinas, cuando a los dueños que la fundieron nunca se lo hicieron hacer. También nos incautó parte de una producción de insumos fabricados antes de formar la cooperativa. Se hace todo muy difícil así”.

Cuero Flex, dedicada a la fabricación de calzado, también sumó su experiencia del duro momento que atraviesan: “Somos la única fábrica de cuero reciclado en Latinoamérica. Hace tres años que venimos cada vez peor. Estamos cerrando un promedio de 30 toneladas mensuales producidas y no bajábamos de las 100 en 2015. Las tarifas no te dejan recuperar. De pagar 40 mil pesos de luz, pasamos a 750 mil pesos. Y de gas estamos facturando 800 mil pesos, contra 100 mil de antes. Ya decidimos trabajar un día menos, por lo que los retiros de los socios van a bajar”.

Para finalizar, tomaron la palabra las distintas organizaciones que nuclean a los trabajadores de la economía popular como Facta, Gestara y Fedecaba y unificaron un mensaje colectivo ante el contexto regresivo: “Debemos estar unidos más que nunca y lograr que las ganancias que generen las cooperativas vuelvan para los trabajadores y no a las grandes empresas privadas. Complementar los rubros y formar un frente amplio de producción y consumo hasta que el neoliberalismo desaparezca y un nuevo gobierno nacional y popular vuelva para favorecer a las organizaciones”.

F.L.

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