«La persecución a los trabajadores senegaleses es política pública»

Policía impide trabajar a senegaleses
(Ansol).- «Hay un compañero convulsionando ahora mismo», responde Rafael Klejzer, secretario General de CTEP-Capital, y corta el teléfono.
Se refiere a uno de los trabajadores senegaleses, perseguidos por la policía por vender en la calle, con el agravamiento de que están atravesando el Ramadán, por lo que están en ayuno y la represión se vuelve más cruda sobre sus cuerpos.
En este momento hay ocho detenidos en las comisarías 7 y 18 de la Ciudad después de que les allanaran los espacios de trabajo y los hoteles donde viven, en cinco operativos simultáneos.
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Dos policías se bajan de un patrullero al lado de un puesto callejero de anteojos y preguntan por el senegalés; como era atendido por un argentino, volvieron al auto y se fueron.
Esa es la determinación actual: es una política pública del Ministerio porteño de Espacio Público y la fiscal Elsa Ramírez, que especialmente se ensañan con los senegaleses a través del artículo de uso indebido del espacio público.
El punto que los pone como foco es que venden artículos con marca, y está especialmente penado; pero también son mucho más vulnerables.
Pese a que su alto nivel de organización en comunidad hace que a los 15 minutos de un problema haya decenas de trabajadores acompañando, como no existe consulado ni embajada de ese país en Argentina, quedan desamparados, con dificultades para obtener la residencia o el documento siquiera precario.
«Obtener un trabajo formal, en blanco, es un sueño imposible. Más cuando la política pública es la persecución a los trabajadore senegaleses», dice Nicolás Caropresi a Ansol mientras ayuda a Serigne Dame Kane, de 30 años, el hombre cuya foto se viralizó porque mostraba cómo la policía le había cortado el brazo.
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Jakson está acompañando a Serigne Dame Kane y cuenta a esta Agencia que siempre ha sufrido la persecución policial desde que vino de Senegal en busca de supervivencia: «Pasaron muchas cosas. Continuamente nos roban, porque nos quitan mercadería y no la registran en actas».
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Pablo Dorigo, trabajador ambulante organizado en la CTEP Capital atiende a la vez el teléfono y su puesto en la calle: «Hace un año y medio la situación empeoró. Como los encuentran con mercadería con marca, los detienen en el momento. A otros les inventan resistencia a la autoridad. Además juegan con mucho en contra porque les cuesta comunicarse, no conocen el país. Por eso es impescindible el trabajo que hace la CTEP».

Crédito fotos: Ramiro Domínguez Rubio