«La fuerza de la autogestión se ve cuando surge una nueva recuperada»

La Base otorga créditos y brinda capacitación y asistencia técnica a cooperativas para fomentar la autogestión del trabajo. El caso 1893 y los nuevos desafíos.

7 de agosto de 2020, CABA (Ansol).- La fundación La Base otorgó un crédito a la cooperativa 1893 para que pudiera concluir la recuperación de la emblemática pizzería del barrio porteño de Villa Crespo. 

«Nos llegó un pedido de financiamiento de 1893. En estos 15 años desde el principio La Base salió a darse a conocer. Nos van llegando llamados de cooperativas que conocieron a otros grupos asociativos que trabajaban con La Base», contó Leila Litman, trabajadora de la fundación a ANSOL

Esta vez era un pedido muy específico: necesitaban renovar el alquiler. Ya habían conformado la cooperativa y precisaban firmar el contrato de alquiler con los dueños del inmueble después de comenzar a gestionar la pizzería tras el abandono patronal.

«Nosotros no podemos financiar alquileres, pero en este caso, era una apuesta fuerte para nosotras. Poder recuperar una empresa en este contexto de pandemia y de cuarentena en que muchas cooperativas enfrentan situaciones muy difíciles, con poco trabajo, sin trabajo o con mucho más trabajo que antes, precisaba un acompañamiento especial», explicó Litman. 

Como había organizaciones como la UTEP y la cooperativa de consumo Consol que estaban sosteniendo el proceso y brindando asesoramiento legal para que pudieran salir adelante, la recuperación se volvía una posibilidad concreta. 

«La renovación del alquiler, para 1893, zanjaba lo que en otras recuperadas tarda mucho tiempo. Por eso decidimos apostar a acompañarlos», sintetizó Litman. «Es todo un desafío poder sostenerse en un sistema hostil, pero creo que el crecimiento y la fuerza del sector se ve cuando surge una nueva recuperada, como 1893», contó Litman. 

La Base

La fundación La Base surgió a fines de 2004 a partir de la experiencia argentina de recuperación de empresas por parte de sus trabajadores.

Desde entonces, sostuvo el mismo espíritu de apoyar la autogestión del trabajo y fortalecer al sector del cooperativismo de trabajo brindando financiamiento, asistencia técnica y capacitación. 

Con dos fondos rotativos, uno creado en su fundación a partir de donaciones y otro de fondos públicos de la Comisión Nacional de Microcréditos, construye vínculos de confianza con las cooperativas para diseñar proyectos productivos que posibiliten devolver los préstamos. 

El diseño se elabora en conjunto entre la cooperativa y las trabajadoras de La Base. Si compran materia prima, recién una vez que vende, comienza a pagar el préstamo. 

«En circunstancias prepandemia, nos acercábamos, veíamos la necesidad y pensábamos el proyecto productivo a generar a través del préstamos. Desde ahí se intentaba fortalecer a la cooperativa. Con algunas, trabajamos desde hace más de diez años otorgando sucesivos préstamos. Desde la virtualidad, seguimos dando financiamiento y pensando estrategias para acompañarlas», explicó Leila Litman, una de las trabajadoras de La Base.

Hoy, circunstancialmente, son todas mujeres quienes trabajan en la fundación, y si bien fue una casualidad, hace años que le imprimen perspectiva de géneros tanto a las finanzas solidarias como a la asistencia técnica y las capacitaciones de gestión, comercialización y comunicación que brindan. 

«Tratamos de fortalecer el lugar de las mujeres en las cooperativas para enfrentar la desigualdad estructural en la que estamos las mujeres en la vida en general y en los espacios de trabajo en particular. En ese sentido, participamos de EMA, Encuentro de Mujeres Autogestionadas, donde nos encontramos con mujeres de otras cooperativas para reflexionar en conjunto y buscar estrategias de visibilización, concientización y para enfrentar esta desigualdad en lo cotidiano», explicó Litman. 

Por eso, contó: «Cuando nos ponemos los lentes de género, vemos determinadas cuestiones que antes naturalizábamos. Hoy somos todas mujeres haciendo finanzas, que es un campo que está masculinizado. En paneles, en charlas, son pocas las mujeres que hablan de finanzas solidarias, el marco en el que nos inscribimos dentro de la economía social». 

Próximos desafíos

La Base comenzó dos grandes apuestas: apoyar experiencias autogestivas de producción y comercialización de alimentos, fomentando el asociativismo y acompañando con financiamiento y asistencia técnica el acceso a la compra pública.

«Nos parece una apuesta que las compras que realiza el Estado en sus distintos niveles pueda ser absorbido cada vez más por el sector cooperativo», afirmó Litman. 

«Estamos conociendo esas nuevas necesidades, pero el fondo que tenemos queda algo chico para el volumen que implica la compra del Estado. Por eso nos estamos articulando», concluyó. 

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sa