«La economía feminista es una mirada emancipatoria»

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"La economía feminista es una mirada emancipatoria"

Natalia Quiroga Díaz

Lo aseguró Natalia Quiroga Díaz, entrevistada por ANSOL. Para la investigadora de la Universidad General Sarmiento, la economía feminista es una mirada emancipatoria que interpela las formas de gobierno centradas en el capitalismo. La importancia de la reproducción económica frente a la mercantilización de la vida.

3 de junio de 2019, CABA (Ansol).- «Hablamos en América Latina de una economía feminista emancipatoria porque lo que se plantea en la región, en debate y en conversación con corrientes europeas o estadounidenses, es el campo de la reproducción como un campo de disputa y que ha sido repensado por los movimientos sociales», aseguró a Ansol Natalia Quiroga Díaz, docente de la Universidad Nacional General Sarmiento.

Hoy el movimiento Ni Una Menos convocó a otra movilización en la que se pide por la vida, pro el deseo, por el desendeudamiento y por la libertad. Quiroga, coordinadora académica de la Maestría en Economía Social de la Universidad General Sarmiento  reflexionó sobre el factor económico en el movimiento feminista.

«No solo sirve para pensar el rol de la mujer en la esfera de lo llamado doméstico, sino también para pensar el rol de lo reproductivo en otra forma de organización de la sociedad. Ahí tenemos una impronta muy fuerte de los movimietnos campesinos, de los movimientos indígenas, de los sectores populares, que no tienen como un horizonte de realización el intercambio mercantil, sino que sus prácticas interpelan la organización de una economía que tiene como eje al mercado. América Latina ha hecho pensar el buen vivir, las economías sociales y solidarias. Tienen una clave donde la reproducción interpela las formas de gobierno centradas en el neoliberalismo y en el capitalismo», compartió con ANSOL.

Así, la reproducción se convierte en el eje principal de disputa y de interpelación a un sistema económico con bases injustas. Para la investigadora, este movimiento permite pensar la política desde lógicas de una democracia no liberal. «El movimiento indígena y campesino también hablan desde donde lo comunitario tiene maneras de crear lo político de forma diferente al liberalismo individual, por ejemplo, la guerra del agua es una guerra por la reproducción», señaló Quiroga Díaz.

En ese sentido, ejemplificó: «En Colombia hay un movimiento social muy fuerte que lucha en el ámbito urbano por el derecho a la educación. Este campo de la reproducción no puede ser un negocio, que es lo que ha sido históricamente en muchas partes de América Latina. La educación y la salud han sido negocios muy importantes difundidos por el Banco Mundial, FMI y que son compromisos para los empréstitos que estas instituciones les dan a cada gobierno. Es una forma también de clausurar otras posibilidades de organización social. Tenemos sociedades que están totalmente atadas a la mercantilización radical de las condiciones de vida. La vida de millones de seres humanos en el continente está destinada a pagar vivienda, salud, educación, que son elementos centrales de cualquier vida social. Los movimientos sociales les ponen límites a esa mercantilización ilimitada de la vida, evitar que todo ámbito de la vida misma se convierta en un negocio de los monopolios».

También se valió del ejemplo de la urbanización de la villa 31: «Es muy importante leer las luchas por la tierra y por el hábitat popular, para evitar que toda casa se convierta en espacio de la especulación inmobiliaria. No es más que un proyecto para embellecer la villa y que eso se traslade a impuestos y generar una regularización de la propiedad para que luego esas familias que viven ahí no puedan pagar los impuestos, tengan que salir de ahí y ese espacio sea jugoso para los negocios inmobiliarios».

«En América Latina hay una enorme capacidad de ponerle límites al mercado»

Frente a una «radicalización del despojo que corre los límites de lo humanamente aceptable para esta sociedad, la sedimentación de la historia y la memoria permiten que surjan rápidamente posibilidades de reorganizar una contestación política», afirmó refiriéndose a nuevas formas de democracia que estén sujetadas a procesos asamblearios, barriales y territoriales donde se pueda organizar la vida.

 

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