Por Jorge Díaz

Presidente de la Cooperativa de Victorica, La Pampa (Cevic)

16 de Junio de 2023. –Siempre es un orgullo recibir este tipo de distinciones de organizaciones con tanta trayectoria y renombre internacional. En 2017, recibimos a través de una organización internacional en Ginebra, Suiza, algo similar. Por aquellos años, a través de un convenio con una universidad, brindábamos la carrera de enfermería profesional y se recibieron 100 enfermeros. Vaya paradoja porque se recibieron justo antes de la pandemia y se convirtieron en un gran activo para la Salud Pública Provincial. Todos estuvieron trabajando y hoy siguen trabajando.

Durante la pandemia también repartimos 6 mil kilos de alimentos. Por eso, nos convocaron y nos premiaron de nuevo Por la presencia que tenemos en la sociedad a nivel cultural, deportivo, salud y educación.

Somos mucho más que una cooperativa eléctrica y eso llama la atención. En este caso, lo recibimos por parte del Instituto Latinoamericano de la Calidad, que tiene la sede de la ciudad de Panamá y ya hace muchísimos años que está haciendo este tipo de cosas, convocando experiencias de distintos países. En esta oportunidad, se nos valora la calidad en la gestión y el desarrollo sostenible.

Somos una cooperativa del oeste de La Pampa; estamos a 35 kilómetros del límite con San Luis y es la única en muchos kilómetros. Entre Victorica y los pueblos vecinos, tenemos más de 1.700 kilómetros de línea. Tenemos usuarios a 200 km, en la zona semidesértica de La Pampa. En cuanto a la zona que cubrimos, somos de las más grandes, lo cual no es nada fácil.

Además de brindar servicio eléctrico y de sepelios en Victorica y en otros cuatro pueblos satélite, tenemos el servicio de agua potable en nuestra localidad y ahora obtuvimos la licencia de Enacom para prestar servicio de Internet y telecomunicaciones, con la idea de empezar a prestar el servicio en octubre o noviembre.

El trabajo social de la cooperativa de Victorica

Pero lo más importante es el trabajo social. Tener una cooperativa a disposición de la sociedad. Por ejemplo, estamos a 150 kilómetros de Santa Rosa, donde se realizan los grandes eventos deportivos y artísticos de la Provincia. Y los chicos no tenían como llegar. Compramos un colectivo de grandes dimensiones para poder llevar a los chicos de los clubes locales. Hay un pueblito muy chico, Loventuel, de unos 100 habitantes. La mayoría es gente grande, originaria, que no conocía el mar. El gobierno provincial nos prestó un complejo hotelero en Pehuencó y en dos viajes logramos llevar a todo el pueblo a conocer el mar.

Soy peronista. Vengo de abajo y siempre renegué de las desigualdades. La estructura de esta cooperativa es grande y nuestra gestión la pone a disposición de quien lo necesita. No nos interesa la lógica de manejar a la cooperativa como la despensa del barrio; de comprar a 10, vender a 12, que cierren los números y listo. Nosotros conocemos la realidad de nuestros siete mil asociados. Sabemos quién no paga la luz y por qué. Y a partir de ese conocimiento trabajamos mucho la parte social.

Vivimos en tiempos en los que muchas cooperativas adoptaron la lógica de las empresas patronales. Nosotros no queremos eso. Sabemos bien el significado de los dos pinitos. Creemos en la hermandad y en la solidaridad. Por eso, la gente nos viene acompañando hace más de diez años.