unicred

La Base apoyó el proyecto de una comunidad kolla: «No existen las fronteras de la autogestión»

El primer proyecto de inversión entre la Fundación La Base y la Comunidad indígena del pueblo kolla Colanzulí. Los detalles.

(ANSOL).- La Fundación La Base financió la compra de los materiales necesarios para terminar la construcción de un galpón de acopio, para la comunidad indígena del pueblo kolla Colanzulí, de Salta, para llevar a cabo la comercialización de papines andinos y habas.

Federico Giorgi, del área de Proyectos Cooperativos de La Base, contó a ANSOL cómo fue el proceso de integración de esta comunidad. «Raúl nos escribió para conocernos y evaluar las posibilidades de un financiamiento. La comunidad de la que forma parte necesitaba terminar la construcción de un galpón para acopiar, embalar y preparar para la venta algunas decenas de toneladas de papines andinos. Les habían hablado de nosotres, nos buscaron por las redes y nos contactaron. Se presentaba ante nosotres la Comunidad indígena del pueblo kolla Colanzulí, ubicada en la provincia de Salta».

Este año, se cumplen 20 años de historia de La Base; 20 años desde el primer crédito otorgado. La Fundación acompaña fábricas recuperadas, cooperativas y grupos asociativos, con capacitaciones, asistencia técnica y financiamiento solidario. «Lo hacemos desde una perspectiva feminista, autogestiva y promoviendo las finanzas ‘solidarias’, que ponen el foco en el valor del trabajo y de les sujetos que lo llevan adelante».

Cada año, La Base hace «decenas de proyectos de inversión«, a partir del vínculo e ideas de distintos colectivos de trabajadores autogestionados de múltiples lugares del país. Este proyecto fue el primero con una comunidad indígena.

«El acceso al crédito es casi imposible para cualquier colectivo de la Economía Social Solidaria y Popular (ESSyP). Las finanzas tradicionales excluyen a quienes más lo necesitan. En el caso de la comunidad Colanzulí, se suma además una política deliberada que aumenta las dificultades para cualquier iniciativa económica. La baja inversión en rutas, agua potable, tendido eléctrico y comunicaciones fue por años la forma de obligarles a trabajar en la industria azucarera de los grandes ingenios capitalistas», explicó Giorgi.

En el mismo sentido, continuó: «Por supuesto, frente a esto fueron buscando la forma de sortear los obstáculos. Unas 60 mujeres y hombres de la comunidad trabajan directamente en sus tierras de cultivo. Elaboraron por años planes para aumentar la producción y definieron comenzar a comercializar conjuntamente una parte de distintos tipos de lo que genéricamente se llama ‘papines andinos’ y habas. El último año vendieron 42 toneladas en total, y una parte fue comprada por Alta Red«.

La Base apoyó el proyecto de una comunidad kolla: "No existen las fronteras de la autogestión"

Organización cooperativa y el apoyo de La Base

Hace unos pocos años, desde la comunidad Colanzulí empezaron a organizar una forma cooperativa de potenciar sus ventas y por ende sus ingresos, con estrategias comerciales de conseguir clientes propios, organizar el acopio y transporte, y toda la legalidad necesaria para desarrollar estas ventas. De esta forma, pueden vender a mayor escala y a mejores precios.

Ese fue el escenario que encontraron en La Base y decidieron apoyar el proyecto. «Luego de varias horas de trabajo conjunto, reuniones online, intercambio de ideas, análisis de su producción y ventas, el comité de crédito de La Base aprobó en asamblea el proyecto. Financiamos la compra de los materiales necesarios para terminar la construcción de su galpón de acopio«, confirmó Giorgi.

Desde La Base, «sostenemos que las unidades productivas que acompañamos son únicas y diversas. No hay manuales posibles. Cada una tiene su historia, forma de producir, capacidades de distinto tipo y, sobre todo, una fuerte voluntad de lucha y superación de las adversidades».

Finalmente, Giorgi concluyó: «La autogestión y una producción con formas más justas, que piense también en les consumidores, echó profundas raíces en múltiples rubros de la industria, agricultura y servicios. Conocer a la Comunidad Colanzulí fue una nueva confirmación de que las fronteras de la autogestión y el trabajo cooperativo no están realmente en ningún lado; se amplían y extienden conforme une va conociendo».

La Base apoyó el proyecto de una comunidad kolla: "No existen las fronteras de la autogestión"