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Juan Pivetta: «Las mutuales de salud están en serio riesgo»

El presidente de la Federación Argentina de Mutuales de Salud (FAMSA) dialogó con Ansol sobre la sustentabilidad del sector y aseguró que el sistema de salud necesita una reforma integral.

3 de febrero de 2023, CABA (Ansol). –La medicina Prepaga sufrió en febrero un nuevo aumento, del 8,21 por ciento, y se confirmó otro para marzo, del 7,66%. Con los ingresos deprimidos, sostener los planes de salud es cada vez más complejo. En ese marco, las mutuales de salud ofrecen otra alternativa, aunque desde el sector alertan que la situación es también de “serio riesgo”.

Juan Pivetta es presidente de la Federación Argentina de Mutuales de Salud (FAMSA), un actor clave a nivel federal con millones de asociados. En diálogo con ANSOL, alerta sobre la falta de decisiones en torno a una regulación que obliga por igual a su sector con las grandes empresas de la salud privada.

– ¿Dónde se tocan hoy los problemas que enfrentan las mutuales y las prepagas en Argentina?

– Más allá de las características del segmento poblacional que abarcan, su vínculo con el Estado y demás, esta historia empieza en la década de los noventa con algunas medidas que fueron impactando en la medicina comercial y en las obras sociales como la aplicación del Plan Médico Obligatorio (PMO), así como las interpretaciones de algunos decretos del por entonces Presidente de la Nación, Carlos Menem, respecto del IVA (que después dio marcha atrás por resolución de la Justicia). Ahí empezó un proceso de similitudes que generaron una confusión entre mutuales y prepagas. Pero el hecho más significativo y lapidario para gran parte del sector mutual y cooperativo de salud en Argentina fue el DNU de la entonces Presidente de la Nación Cristina Fernández de Kirchner en el 2011, en el cual se incorpora a las mutuales y cooperativas en el mismo marco regulatorio que las prepagas, la ley 26682.

Esto cambió la realidad de las organizaciones. Muchas entidades ligadas a otras instituciones dejaron de brindar servicios por incertidumbre y justamente por la imposibilidad de cumplimiento de las regulaciones correspondientes. El problema de fondo es que no es lo mismo la situación de una gran prepaga de dos millones de beneficiarios que una mutual de 1800 o 500 asociados en una localidad. Hay diferencias lógicas en los ingresos de la mutual frente a las prepagas, porque las primeras históricamente atienden a sectores socioeconómicos de no tan altos ingresos. El desafío es mayor porque tenés que dar las mismas prestaciones con recursos mucho menores. Una prepaga es un negocio, lo cual es lícito -después si es ético o no es otra cuestión. Una mutual administra recursos que son de sus asociados y tiene que dar servicios al mejor precio posible. Es bastante distinto.

– En paralelo a esto que describís, las prepagas ofrecen un servicio peor y no paran de subir el valor de la cuota.

– Bueno, pero eso es un problema estructural enorme. No se plantea el país qué va a hacer con el sistema de salud. Lo único que se hace son parches y no hay una visión integral. Se discute en Argentina sobre los problemas de la salud como si fueran solo los que tienen las prepagas. Y representan a siete millones de personas sobre 46 millones. Eso implica un universo de personas atendidas por las obras sociales sindicales, provinciales, de Fuerzas Armadas y por supuesto el PAMI. De las 300 obras sociales que regula la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS), más de 100 están al límite de presentar la quiebra. Después tenés 16 o 17 millones de personas que se atienden solo por la salud pública, donde el Estado casi no invierte: el 9,7% del PBI está dedicado a la salud y el Estado solo pone el 1% de eso.

– Entonces, hay una discusión solo centrada en muy pocas personas, que son las de mejor poder adquisitivo del país.

– No solamente eso: es una discusión sobre las grandes prepagas y centrada en Capital Federal. Mientras discutimos eso, en el último presupuesto nacional hay un descenso notorio de la de los recursos destinados a la salud pública.

– Respecto de la sustentabilidad de las mutuales, ¿en qué situación están?

– Normalmente, una mutual definía su canasta prestacional en función de las cuotas que podían pagar sus asociados. Hoy esas prestaciones las fijan distintas instancias de la administración nacional. Estamos en una trampa muy importante para una mutual, por lo tanto debemos decir que la sustentabilidad del sector mutual está en serio riesgo y vamos hacia un proceso de concentración de la salud, incluso al interior de este sector.

«LA SUSTENTABILIDAD DEL SECTOR MUTUAL DE SALUD ESTÁ EN SERIO RIESGO Y VAMOS HACIA UN PROCESO DE CONCENTRACIÓN»

jUan pivetta, presidente de famsa

Reforma “negativa”

A partir de este escenario, Pivetta plantea la imagen actual del mutualismo en Argentina y arriesga una definición: hay de facto una reforma del sistema de salud en marcha, pero desordenada.

“Vos podés diferenciar dos grandes grupos de mutuales. Están las que se adaptaron al cambio de regulación y, con una lógica totalmente distinta a las prepagas, crecieron y compiten en el mercado. Abren vacunatorios, farmacias y generan servicios al asociado invirtiendo porque no nadie se lleva la plata. Luego tenés una gran cantidad de mutuales que tienen un rol mucho más social: complementan a la Seguridad Social y el PAMI, que ofrece un servicio malo salvo en el tema remedios. Esa mejora en el acceso al sistema de salud no puede estar regulada igual que una gran prepaga. Esto es lo que no se entiende en las decisiones de todos los gobiernos del 2011 hasta ahora”.

– ¿Hace falta reformar el marco regulatorio entonces? ¿Cómo hay que hacerlo?

– Argentina tiene que ir y va a ir a una reforma de su sistema de salud. De hecho estamos transitando un proceso de reforma, lo que pasa es que no es buscado, es producto de no hacer y no valorar. El empeoramiento de los servicios en las prepagas pasó mucho antes en la salud pública y las obras sociales. Ahora llega a las prepagas porque no alcanzan los recursos. Acá no se va a poner de acuerdo todo el mundo porque hay intereses desencontrados, pero tiene que haber algo básico. La reforma que está ocurriendo con deterioros marcados se va a profundizar si se sigue así. Nadie puede pensar que no haga falta la universalidad de la salud. Solo en EEUU no hay un sistema universal. En Argentina se dice que es universal pero se ha desvirtuado. El acceso a la salud está garantizado, el tema son los tiempos y la calidad. Porque una persona que tiene cáncer tiene acceso al tratamiento, pero el problema son los tiempos para iniciarlo. Eso hay que discutir. Pero hay tantos intereses corporativos en el medio que es muy difícil. Por un lado los laboratorios, por otro las prepagas, por otro los sindicatos. Va a haber ruido, va a haber dolor, pero hace falta un gobierno con la decisión política y el poder de rectoría para impulsar esto, para luego sumar a las provincias.

– Ahí entra una pregunta más política: en el comienzo de este año definitorio, ¿no te preocupa el resultado de las elecciones nacionales respecto de qué gobierno venga?

– ¿Y cómo está hoy la cosa? A mí me preocupa que la salud en Argentina siga igual. Si sigue igual va a empeorar, el deterioro es progresivo. Entiendo la pregunta que vos hacés, pero lo veo por otro lado. El problema es que no se toman decisiones, y hasta ahora nadie ha definido nada. El campo de la salud en este gobierno, en el anterior y el otro no ha cambiado casi nada, salvo el programa Remediar. FAMSA en 2021, en medio de la discusión entre las prepagas y el gobierno por los aumentos, propuso una reforma del sistema de salud. Porque de otro modo era quedarse mirando. Invitamos a discutir a Nicolás Kreplak, Claudio Belocopitt de Swiss Medical, a mucha gente. Sobre tres o cuatro lineamientos hay que ponerse a trabajarlos, sino es entregarse a las corporaciones. Y miremos los indicadores sanitarios, que están en retroceso. Hay faltas terribles de profesionales de la salud: enfermeros, pediatras. Si no tomamos decisiones vamos a tener problemas importantes.