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Inflación y poder: el rol de los movimientos populares

*Ariel Fernandez

El aumento de precios de los productos que integran la canasta básica, especialmente el de los alimentos esenciales, la estrategia del Gobierno de conformar una mesa de concertación y el rol de los movimientos populares, en particular de los productores de la agricultura familiar y la Economía Popular, ponen de manifiesto un nuevo marco de relaciones de poder. La voluntad política del Gobierno será determinante para definir cómo y quiénes son los actores que van a determinar no sólo precios, sino también una nueva relación entre producción y comercialización.

Hace poco un ¿sorprendente? informe del Banco Central de la República Argentina ponía el foco en la variación de salarios para hablar del aumento de inflación. Hubo alguna crítica y muchos aplausos. La búsqueda de moderación en las paritarias le da sentido concreto al informe y pone una vez más del lado de los y las trabajadoras el costo de la inflación, incluso la responsabilidad, una suerte de culpa por querer estar un poco mejor.

La puja distributiva es una realidad, pero su aceptación conlleva un posicionamiento, un lado de la mecha. La inflación (espero que no se lo tomen a mal mis amigos economistas) es un fenómeno, como tantos otros, político, o sea una variable más de la disputa de poder.

Puja distributiva es aceptar la tensión entre capital y trabajo, es entender que de eso se trata la disputa por antonomasia del capitalismo. El Estado tiene entonces un rol central en esta época de equilibrios y pandemia: debe garantizar que la mesa de discusiones no sea una mesa de diagnósticos, sino de definición y de garantía de que los salarios no van a ser licuados por la voracidad empresarial.

Existen actores que son fundamentales en la conformación de los precios finales y que también deben ser sentados en la mesa, también revelar la identidad y relación entre ellos.

Fabricantes de insumos, por ejemplo, deben ser parte de esta concertación (Asiain, 2020), empresas productoras de hidrocarburos (con cinco aumentos en lo que va del año) y también hipermercados.

La renta hipermercadista, dada la concentración de los esquemas de comercialización y su posición ventajosa a la hora de acceder a la producción de las grandes y también concentradas marcas, genera un distorsión increíble entre el precio que se le paga a los productores, en especial a los pequeños, y el valor del producto en góndola.

La Ley de góndolas viene a subsanar, en pequeña pero significativa proporción, el problema de la concentración y la oferta única. Pero esa norma, con muchas virtudes, también juega un rol determinante dejando fuera a miles de productores de la Economía Popular. Será un camino a desandar.

Los movimientos populares representan a miles de trabajadoras y trabajadores que le dan forma a la Economía Popular. Durante el gobierno de Mauricio Macri se generaron muchísimas experiencias productivas, en el de Alberto Fernández estas unidades productivas comenzaron un proceso de institucionalización, dando enormes pasos con la reglamentación y puesta en marcha del Registro de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (ReNaTEP) y la creación de la Subsecretaria de Economía Popular en la Provincia de Buenos Aires.

En la nueva Argentina, si realmente existe una voluntad de dar una profunda discusión acerca de la formación de precios, los movimientos populares, en particular la UTEP como representación sindical de trabajadoras y trabajadores de la Economía Popular, deben ser parte de la mesa de concertación.

El precio justo, las cadenas más cortas entre productores y comercializadores, el rol de la agricultura familiar y las fábricas recuperadas son determinantes en una discusión que le da otro valor a la puja distributiva, porque quienes se sientan o se tienen en cuenta son quienes forman los precios o mejor dicho deciden los precios, pero estos afectan de manera directa a los trabajadores y trabajadoras de la Economía popular, que ven ante cada aumento un escollo en sus posibilidades de mejorar los niveles de productividad y, lo que es peor, en su posibilidad de producción social de la vida.

Existen experiencias de producción y comercialización de nuevo tipo, pero hace falta que las acciones para fortalecerlas y fomentarlas sean contundentes.

Inflación y poder: el rol de los movimientos populares

Los movimientos populares son hoy un factor más en la disputa política, todos lo sabemos, la UTEP tal vez el sindicato de nuevo tipo más importante y numeroso que existe, la Economía Popular un dato de la realidad, la inflación una disputa en la que los que peor la pasan deben ser tenidos en cuenta no solo en paritarias sociales, sino más bien en una discusión integral acerca de qué Argentina queremos, qué y cómo queremos comer y quiénes deben acceder a mejores ventajas para producir.

*Jefe de Gabinete de la Subsecretaría de Economía Popular de la Provincia de Buenos Aires