1 de febrero de 2023, CABA (Ansol). -La variación del precio de la carne, al igual que ocurre con otros valores de la economía argentina, es prácticamente una lotería para el consumidor.  Luego de años en los cuales la inflación de la carne vacuna fue superior a la general, en 2022 hubo un efecto meseta y la variación estuvo un 50 por ciento por debajo del nivel general de aumentos. En los últimos días, dio un salto brusco y llegó a aumentar hasta un 35% en algunas categorías.

El dólar, la pandemia, China, Brasil, la guerra, la sequía, los granos, las inundaciones. Las explicaciones son variadas, pero difícil saber a ciencia cierta cuál es el impacto real de las variables coyunturales en un precio que ha perdido referencia hace tiempo.

Oscar “Vasco” Huidobro, dirigente de la Federación de Alimentación Solidaridad y Autogestión (FASACOT), dio a ANSOL su punto de vista: “El precio no se explica tanto por variables económicas. Las explicaciones son políticas e ideológicas. El ministro (Sergio) Massa empezó a tener alguna posición sólida y los sectores económicos opositores salen con este golpe a la economía. No es solamente un golpe al trabajador, sino también un golpe político para perjudicar al Gobierno y favorecer a la oposición, en un año electoral”.

El viernes 20, hubo cortes populares como la nalga que subieron un 25% y el martes 24, subieron otro 10-15%, en mercados como Cañuelas o Entre Ríos. Un corte que tenía un valor de $ 1.200 el kilo hace diez días, hoy cuesta $ 400 más. “En el interior, hay lugares donde está subiendo $ 600 o $ 700. Pero lo más grave de esto es que se da en una época donde el precio de la carne suele estar planchado. En enero y febrero, cae la demanda y los precios no suben porque no se vende. Es ilógico semejante aumento entre fines de enero y principios de febrero”, alertó Huidobro.

Los últimos grandes golpes al precio de la carne se habían vivido con las bruscas devaluaciones de 2018 y 2019 y desde el inicio de la guerra en Europa, entre Rusia y la OTAN, que provocaron una suba fuerte a nivel mundial en el maíz, fundamental para el engorde de los animales. “También hay una cuestión especulativa: me sirve vender afuera, entonces levanto el precio local para que baje la demanda, así puedo obtener excedente para exportar. El problema de esto es que a los argentinos la mesa se nos pone cada vez más vacía y más cara”, consideró el dirigente cooperativo.

Finalmente, al ser consultado por la respuesta del sector cooperativo a la situación, planteó: “Hablamos con los compañeros del Interior. Creemos que incrementando el volumen de la venta, podemos sobrevivir. Nuestros excedentes son cooperativos; es decir, no tenemos fines de lucro. Entonces, podemos absorber más el golpe y tener un aumento menor en el mostrador. Esto venimos haciendo y tenemos colas de una hora o más. Ganamos en volumen. Vendemos al 50% del aumento. Pero si sigue así, será difícil seguir absorbiendo”.

“El sector agroindustrial dominante, que siempre gana, habla de las millones de hectáreas afectadas por la sequía y buscan alivio impositivo. Es una buena jugada política, en la que llevaron una jugada al límite, al decir que no iban a pagar el adelanto del Impuesto a las Ganancias. Es una jugada extorsiva, es un golpe económico”, concluyó Huidobro.