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Finanzas solidarias y feministas para las cooperativas

Columna de opinión.

Por Leila Litman

INTEGRANTE DE FUNDACIÓN LA BASE

3 de marzo de 2022, CABA (Ansol). –El Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) reconoce hoy 14.678 cooperativas de trabajo activas de diversos rubros. Estas experiencias han contribuido en los últimos 20 años a la creación y sostenimiento de fuentes de trabajo, contribuyendo a la reducción de las desigualdades; sobre todo, en contextos de crisis, al brindar una respuesta a las necesidades de las y los trabajadoras/es. Las cooperativas de trabajo necesitan para sostenerse y crecer, financiamiento que les permita adquirir maquinarias, materias primas, insumos, mejorar la infraestructura o resolver cuestiones logísticas, entre otras.

Existen en Argentina distintas entidades de microfinanzas, pero es escasa la oferta de financiamiento orientada a cooperativas de trabajo, y consecuentemente acorde a su escala. A diferencia de otras partes del mundo e inclusive de América latina, en la Argentina el marco normativo que rige desde la última dictadura cívico militar inhibe la construcción de una banca ética. La sanción de la Ley de Microcrédito para el Desarrollo de la Economía Social en 2006 posibilitó que algunas organizaciones recibieran fondos para brindar créditos a grupos asociativos y/o cooperativas, pero las experiencias de finanzas solidarias que buscan fortalecer el desarrollo de cooperativas de trabajo son pocas, aunque poseen un potencial multiplicador. Las cooperativas de trabajo continúan teniendo un acceso restringido al financiamiento por lo que necesitan la continuidad y profundización de estas y otras políticas públicas que planteen condiciones solidarias de acceso al crédito.

Desde La Base trabajamos en el marco de las finanzas solidarias, entendiendo que es necesario democratizar las finanzas y ponerlas al servicio de las necesidades del trabajo y la producción. Nuestra organización viene acompañando hace 18 años proyectos productivos asociativos logrando sostener fuentes de trabajo, mejorar condiciones laborales, y produciendo un fuerte impacto en la calidad de vida de las y los trabajadores y sus familias. Desarrollamos una metodología que combina financiamiento y asistencia técnica, no genera sobreendeudamiento y pone el foco en la construcción colectiva de proyectos de inversión que posibiliten la sostenibilidad y crecimiento de las cooperativas.

Finanzas solidarias y feministas para las cooperativas

En el contexto de crisis socioeconómica que atravesamos necesitamos cambiar el modo de pensar las finanzas y disputar su sentido, poniendo el foco en la producción -y no en la especulación- y democratizando su acceso. Para ello necesitamos construir estrategias de conjunto entre las organizaciones que hace casi dos décadas venimos trabajando las finanzas para colectivos de trabajadoras y trabajadores y organismos públicos como la Comisión Nacional de Microcréditos, entre otros.

Necesitamos reinventar estrategias, que permitan combinar crédito y subsidio para apostar al desarrollo del sector cooperativo y a su potencial en la generación de trabajo digno, en un mundo de condiciones cada vez más precarias de trabajo y de vida. Para nosotras, democratizar las finanzas significa no sólo ampliar su alcance hacia el sector cooperativo, sino también incorporar una mirada de género.

Construimos día a día finanzas feministas: porque construimos junto a otrxs colectivos proyectos de inversión desde un vínculo de confianza; por nuestra escucha atenta a las mujeres en sus espacios de trabajo y la promoción de formas de cuidado; por la búsqueda de organizarnos junto a otras y porque somos mujeres haciendo finanzas. No son las finanzas una mala palabra, necesitamos subvertir su sentido y ponerlas al servicio de la vida, el trabajo y la producción.