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Las finanzas solidarias como herramienta para las cooperativas

Columna de Opinión.

Cuando nos proponemos reflexionar acerca de las finanzas solidarias, necesariamente implica volver a poner sobre la mesa la necesidad de pensarlas como una herramienta y no como un fin en sí mismo. Es por eso que quienes trabajamos en organizaciones dedicadas a las finanzas solidarias, entendemos que son una herramienta al servicio del trabajo y la producción; para la reproducción ampliada de la vida.

En La Base este año cumplimos 20 años de trabajo en este marco y aún hoy, después de dos décadas de desarrollo, la democratización del financiamiento en nuestro país sigue siendo una deuda pendiente. El acceso al crédito es un recurso limitado para las cooperativas de trabajo. Lo que hacemos a partir del crédito es fortalecer las experiencias de cooperativas de trabajo y grupos asociativos; es decir, a trabajadores y trabajadoras que se organizan democrática y colectivamente para sostener y generar sus fuentes de trabajo. Trabajamos principalmente con tres herramientas: el financiamiento solidario, las asistencias técnicas y las capacitaciones, y hemos desarrollado una metodología específica de trabajo con este sector.

Siempre decimos que como organización no entregamos dinero, construimos proyectos acordes a las necesidades que tienen las cooperativas. Por ejemplo, si nos vinculamos con una cooperativa gráfica que necesita papel o tinta para la producción por el pedido de un cliente, diseñamos el proyecto en conjunto con los trabajadores y trabajadoras de la cooperativa y financiamos lo que la cooperativa necesita para continuar con la producción y responder a ese cliente, y continuar sosteniendo así su trabajo.

Acompañamos a cooperativas de diversos rubros y hemos llegado a construir proyectos desde Salta hasta Tierra del Fuego. Y lo hicimos desde una perspectiva feminista y desde el desafío de que somos mujeres haciendo finanzas, en un campo hipermasculinizado. Apostamos a seguir construyendo desde las finanzas solidarias y feministas, más aún en este contexto de crisis económica y de avasallamiento sobre nuestros derechos, poniendo en discusión cuestiones que estaban para nosotrxs saldadas hace décadas.

Es por eso que cuando analizamos el contexto que atravesamos tras 20 años de historia, entendemos que el presente es un momento de resistencia, de crear nuevas estrategias colectivas que nos permitan fortalecernos, y también de seguir poniendo sobre la mesa aquellas discusiones que siguen pendientes, como la construcción de una política pública de financiamiento para las cooperativas de trabajo.