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El impacto del intento de golpe en Brasil en la economía social y solidaria

El ataque al Congreso y al presidente Lula, en la óptica de un referente del cooperativismo brasilero.

10 de enero de 2022, CABA (Ansol). –Las imágenes del asalto al Congreso de Brasil por parte de fanáticos del ex presidente Jair Bolsonaro recorren el mundo. La incapacidad de la extrema derecha brasilera para acatar los resultados de las elecciones democráticas se materializó en un avance de supina torpeza que puso en riesgo la vida democrática del país vecino.

No es la primera vez que ocurre algo así. “Los actos terroristas ocurridos en Brasil que alcanzaron los tres poderes (legislativo, ejecutivo y judicial) son parte de una trama mucho más grande. Desde el golpe de la presidenta Dilma (Roussef, en 2017) el país ha entrado en una crisis del régimen político que se profundizó con la elección de Bolsonaro. En el centro de este proceso, está el debilitamiento de los derechos adquiridos por la Constitución Federal de 1988 y los ataques sistemáticos a las instituciones democráticas”, repasó en diálogo con ANSOL el presidente de Unisol Brasil (Central de Cooperativas y Emprendimientos Solidarios) y miembro de Unicopas (Unión Nacional de las Organizaciones Cooperativistas Solidarias), Leo Pinho.

Como correlato del famoso Impeachment a Dilma encabezado por Michel Temer, en 2018 Lula da Silva fue condenado a casi nueve años de prisión, pero la sentencia fue anulada tras un año y medio, luego de un ajustado fallo de la Corte Suprema.

“El proyecto político de la extrema derecha brasileña es imponer al país una dictadura con un proyecto radical de neoliberalismo, aumentando la concentración del ingreso, imponiendo reformas y ataques al conjunto de derechos de los trabajadores”, apuntó Pinho y agregó: “Durante el gobierno de Bolsonaro parte de este programa se impuso aumentando el desempleo y el trabajo informal sin derechos, poniendo fin a la política de valorización del salario mínimo y atacando todos los espacios de supervisión y participación de la sociedad civil. Así, lo ocurrido en Brasilia, fue un ataque terrorista a la democracia, es el «Capitolio brasileño», un intento desesperado por parte de quienes perdieron las elecciones para llevar a cabo un golpe de Estado”.

El ataque al Congreso y a la presidencia de Lula, en la óptica de Leo Pinho, referente del cooperativismo brasilero.
Leo Pinho, presidente de Unisol Brasil

El impacto del vaivén político en la economía solidaria en Brasil

De la misma forma que ocurre en muchas áreas, el vaivén político tiene un impacto directo sobre el desarrollo de la economía solidaria. Sobre este punto, Pinho explicó: “La economía social y solidaria en Brasil, durante este período fue severamente atacada, con la extinción de la Secretaría Nacional de Economía Solidaria y el Consejo Nacional de Economía Solidaria. La mayoría de las políticas públicas fueron cerradas o desechadas, buscando debilitar cualquier posibilidad de fortalecer las experiencias de autogestión de la clase trabajadora. Reforzando así la agenda ultra neoliberal de debilitar el contrato social de los trabajadores”.

Con el triunfo de Lula, renació la esperanza en el pueblo trabajador brasilero. Entre las primeras medidas, se restauró la Secretaría Nacional de Economía Solidaria. “Con el anuncio del secretario Gilberto Carvalho, la expectativa de nuestro país retoma el Consejo Nacional de Economía Solidaria y crea un gobierno participativo de las políticas públicas para fortalecer y fomentar las cooperativas y los emprendimientos de economía solidaria, y coordinar las distintas iniciativas interministeriales”.

Para Unisol Brasil y Unicopas, son necesarias “políticas públicas interministeriales que tengan como centralidad el protagonismo social, político y económico de las cooperativas y empresas de economía solidaria que buscan afirmar un nuevo modelo de desarrollo nacional, con participación social, sostenible y socialmente justa. Sólo así afirmaremos una Democracia como Valor Universal en Brasil con los trabajadores como su principal protagonista”, concluyó Pinho.

El intento de golpe de Estado fue desactivado. El presidente Lula responsabilizó a Bolsonaro, tiene al ministro de Defensa, José Mucio Monteiro, entre ceja y ceja, y definirá en las siguientes horas el futuro de los 1.500 golpistas demorados. La democracia brasilera sigue en pie.