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¿Qué desafíos tiene producir los pañuelos verdes de la campaña?

El Centro Cooperativo y Autogestivo Textil Juana Villca realiza los pañuelos de la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito. De dónde vienen y qué debates generó. Por qué ese es el gran reto.

21 de marzo de 2019, CABA (Ansol).- La Cooperativa Centro Autogestivo textil Juana Vilca, realiza los pañuelos verdes de la Campaña Nacional por el Aborto Legal Seguro y Gratuito, la cual volverá a presentar el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo en abril. Delia Colque, trabajadora textil, integrante de la cooperativa Retazos y del Bloque de trabajadoras y trabajadores migrantes contó que este encargarse de este trabajo particular generó «una discusión enorme».

“Hubo una discusión enorme. Algunas nos querían matar y otras estábamos súper contentas porque para nosotras es un honor, al menos para las que estamos convencidas. Para otras no fue fácil, estamos haciendo todo un laburo en el espacio, es muy nuevo para muchas compañeras. Dijimos: las compañeras que quieran sumarse y hacer los pañuelos lo vamos a hacer y las que no quieran que no lo hagan, es laburo para nosotras y lo que nosotras necesitamos es trabajo», desarrolló.

Como su trabajo es autogestivo, Colque enfatizó ante ANSOL: “Es importante animarnos a organizarnos porque así podemos visibilizar y demostrar que hay otras posibilidades laborales, que nosotros mismos podemos cambiar nuestras propias formas de trabajo”.

¿Qué desafíos tiene producir los pañuelos verdes de la campaña?

El Juana Vilca

Delia tiene 37 años y durante doce años trabajó en talleres textiles y fábricas. En 2015 acompañó la creación del Centro Autogestivo de Cooperativas Textiles de Indumentaria Juana Vilca en el que confluyeron siete cooperativas textiles. Dentro del Centro Autogestivo Delia participa del espacio del Colectivo Simbiosis Cultural que tiene la editorial Retazos.

La mayoría de la gente que trabaja dentro de talleres textiles trabaja muchas horas, incluyendo sábados, por salarios súper míseros. No quiere decir que nosotros lo tenemos resuelto, nos está costando como espacio autogestivo, estamos aprendiendo. Si realmente queremos cambiar nuestras formas de trabajo hay que empezar a apostar desde otro lado, a capacitarnos inclusive en la cuestión administrativa del espacio”, propuso Colque.

La elección del nombre Juana Vilca fue un homenaje a la trabajadora textil de 25 años que murió en el incendió del taller en la calle Luis Viale al 1200. Juana estaba embarazada de 6 meses. Fue el 30 de marzo de 2006 cuando un cable de electricidad sobrecargado hizo un chispazo y prendió el fuego en la planta alta, en donde vivían y trabajaban en condiciones irregulares más de 60 costureros: el taller estaba habilitado para cinco máquinas pero había 40. Juana intentó salvar a Harry Douglas Rodríguez Gómez, Rodrigo Quispe Carbajal y Luis Quispe, todos de 4 años; y a Elí­as Carbajal Quispe, de 10: todos fallecieron y la lista fue de seis muertos, porque también incluyó a Wilfredo Quispe Mendoza, de 15.

En 2015 cuando otro incendió trágico ocurrió en la calle Páez, trabajadores y trabajadoras textiles comenzaron a organizarse.

Nosotros vivíamos y trabajábamos dentro de los talleres en las mismas condiciones en las cuales murieron varias de estas personas, sabíamos que era importante cambiar. Para nosotros como costureros es difícil porque de alguna manera entendemos que resuelve la situación de vivienda para muchas personas que recién llegaron y que tienen que empezar a armar un colchoncito para luego tomar la decisión de salir del taller y trabajar con retiro. Cuando uno arranca agarra lo primero que encuentra y le resuelve esos temas: techo, comida y trabajo”, recordó Delia la motivación del comienzo del Centro Autogestivo.

En la actualidad en el Centro Autogestivo de Cooperativas Textiles de Indumentaria Juana Vilca, que forma parte de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular, participan cerca de 70 trabajadores y trabajadoras. Delia describe el proceso: “No fue nada fácil, nunca habíamos estado a cargo de un espacio así. Siempre fuimos costureros, estábamos acostumbrados a que nos digan qué era lo que teníamos que hacer, cómo y en cuanto tiempo. Aprendimos a los golpes”.

Hago de todo”, dice sobre su presente laboral, “Si tengo que estar en máquina estoy en máquina, si tengo que estar en mesa limpiando, me pongo a limpiar, pero mi principal función ahora es la de control de calidad”.  Y reconoce que aún después de cuatro años de trabajo “estamos en un proceso de construcción, de capacitación. Lo más fácil es armar la cooperativa en los papeles, el desafío está en ser cooperativista”.