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El cooperativismo debe ser parte de un proyecto de democratización de la economía

*Por César Basañes

Cristina Fernández de Kirchner dijo el 23 de octubre en La Plata: “Hay que democratizar el país, nuevamente, en todos sus aspectos. ¡Democratizar la economía, compatriotas! Podemos tener 20.000 elecciones, pero si no se democratiza la economía va a ser muy difícil construir una sociedad mejor, una realidad que nos ayude a superar lo que estamos viviendo”.

Un diagnóstico y un eje para debatir el futuro

Hay una clara contradicción entre la democracia como principio ordenador de la política, y la concentración del poder económico como tendencia dominante del sistema capitalista. Administrar esta tensión a favor de las mayorías es indispensable para pensar una sociedad inclusiva.

Nadie discute la democracia política en nuestro país, pero la democracia económica está muy lejos del mismo consenso. Los que deciden en economía son los que tienen plata para hacerlo: es su derecho porque es su plata. Ese es el brutal sentido común que atraviesa a amplios sectores de todas las clases sociales. Hablar de democracia económica es empezar a cuestionar ese sentido común.

Un camino para democratizar la economía es el Estado, como representante de la soberanía popular. Pero el esfuerzo no puede agotarse allí, por una razón simple: el Estado es recurrentemente cooptado por el poder económico concentrado.

Hay otro camino: desconcentrar el poder económico a través de un amplio sector de empresas organizadas según el principio de la democracia. Es el camino del cooperativismo, del mutualismo y de los distintos modelos de la economía social y solidaria.

Estas son empresas democráticamente gestionadas por sus trabajadores, productores o consumidores, donde el capital tiene un mero papel instrumental, y que por ello se orientan a construir economía al servicio de las personas y no del dinero.

Qué es democratizar la economía

Democratizar la economía es poner en manos de la comunidad local el destino de sus ahorros, a través de entidades financieras de la economía solidaria. De poco sirve el mejor Banco Central si los ahorros continúan en los bancos de la globalización financiera.

Democratizar la economía es multiplicar empresas en manos de los consumidores. Ya hemos aprendido las dificultades de una política de control de precios cuando el sistema de distribución minorista está concentrado y transnacionalizado.

Es también multiplicar las empresas en manos de los productores y los trabajadores, para que ellos decidan las condiciones de trabajo, la distribución de la riqueza generada y cómo prefieren invertir a favor de su territorio.

Democratizar la economía es disputar la hegemonía del capital corporativo sobre la tecnología, a través de cooperativas de innovación tecnológica.

Es poner la revolución de las energías renovables en manos de la comunidad. La producción y el consumo sostenible son desafíos sólo alcanzables con más comunidad, más participación, más democracia.

Es también contar con medios de comunicación democráticamente gestionados. No alcanza la mejor ley de medios si la sociedad no puede expresarse en espacios que no estén subordinados a la lógica del capital.

Protagonismo de la economía social y solidaria

¿Habrá llegado el momento de que la economía social y solidaria sea protagonista de una estrategia a fondo por la democratización de la economía, que cambie el destino de exclusión, crisis y contaminación que nos depara la economía concentrada?

Desde la política, en boca de la dos veces presidenta y hoy vicepresidenta electa, se puso el tema sobre la mesa.

*César Basañes es gerente de Cooperar