(ANSOL).- La Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores (FACCyR), la Confederación Argentina de Trabajadores Cooperativos Asociados (Conarcoop) y entidades ambientalistas pidieron una reunión urgente con el Gobierno Nacional para tratar la problemática de la importación de basura y celulosa.

En concreto, las organizaciones hicieron un pedido formal de reunión al Secretario de Planeamiento y Gestión para el Desarrollo Productivo y de la Bioeconomía, Juan Alberto Pazo, por la repercusión económica y ambiental que causó la desregulación de importaciones de papel y la política de incineración. «Se le da un plazo de 48 horas para la respuesta, estableciendo un estado de alerta y movilización», expresaron en un comunicado.

La novedad se da en el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, establecido por la ONU para todos los 5 de junio para promover la conciencia y la acción mundial sobre el ambiente e invita a pensar qué implica educar en contextos de crisis ambiental civilizatoria: qué saberes, prácticas y valores se promueven en las instituciones educativas para su cuidado y la defensa de los territorios. En Argentina esa agenda parece hoy no tener lugar.

Ramiro Martínez, presidente de Conarcoop, le explicó a ANSOL que el problema con la basura importada «nació con un decreto del macrismo que el Gobierno anterior no revirtió, y por eso ya lo tuvimos pero estaba regulado de otra manera, porque si había una demanda de cartón del exterior, las cooperativas se registraban en una base de datos y ofrecíamos nuestros reciclados para que no se compre en el exterior, pero hoy vemos que a Entre Ríos entra cartón desde el Uruguay«.

Martínez recordó que «en su momento, el macrismo habilitó la importación de basura sin especificar qué tipo, y se podía traer hasta material radioactivo, pero por ejemplo ahora está entrando del exterio cartón enfardado y eso es considerado basura o residuo reutilizable«.

Los motivos que llevaron a esta situación están en «la extrema recesión, ya que el PET (Polietileno Tereftalato, de botellas de agua, gaseosa, aceite, entre otros) sigue bajando, el vidrio se estancó y en el interior no se puede comercializar, y en esta recesión las papeleras dejan de producir cajas, y eso hace un contexto muy complejo para todo el sector», dijo el titular de Conarcoop.

Según la nota presentada ayer al Secretario de Planeamiento y Gestión para el Desarrollo Productivo y de la Bioeconomía, «ya no hay espacios disponibles en condiciones controladas para realizar el tratamiento correspondiente de la misma, y por consecuencia se generan basurales a cielo abierto, por lo que vemos con muchísima preocupación el ingreso de basura desde otros países«.

Desde FACCyR y Conarcoop se preguntaron: «si no podemos procesar lo propio, cómo podríamos gestinar de forma correcta lo ajeno«. Y dijeron que creen «peligroso que se opte por la incineración de basura procedente del exterior como propia, ya que se volvería una actividad contaminante para nuestro ambiente y pondría en peligro nuestro trabajo ambiental que llevamos a cabo hace 20 años en nuestro país«.

Pero a esta problemática le sumaron la cuestión laboral: «ante la baja de la producción en la industria por la recesión del consumo debido a la crisis económica que se profundizó nuestro país en los últimos meses y a la apertura de la importación de materia prima, la competitividad de nuestro sector se ve completamente afectada dejando a fuera a miles de trabajadores del sistema laboral».

Según explicaron desde FACCyR, «hace semanas el sector de la industria del papel ve afectado su trabajo por la liberación de importaciones, ésta última hizo que las industrias nacionales medianas y chicas deban paralizar la comercialización y, en consecuencia, particularmente los trabajadores ambientales de la economía popular (cartoneros y recuperadores urbanos) sufrieron un desplome en sus salarios y calidad de vida familiar».

Y concluyeron en que «las políticas adoptadas recientemente tienen como consecuencia un aumento de crisis económica, social y ambiental, desde la baja de precios estrepitosa en los últimos días como la gran contaminación que genera la incineración a cielo abierto».