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«Colectivizar el trabajo de cuidado tiene un importante impacto social y económico»

*Por Marina Veleda

El trabajo de cuidado nos atraviesa a todos y a todas en algún momento de la vida. Desde el campo de la economía social y solidaria, y en particular desde las cooperativas que brindan servicios socioasistenciales, existen experiencias que abordan esta problemática.

Estudios muestran que nuestras sociedades sufren cambios sociodemográficos que muestran una tendencia mundial de envejecimiento de la población. Para el año 2070, las personas económicamente inactivas serán el 30 por ciento de la población.

A esto se suma que el cuidado se ha desarrollado en el ámbito de lo privado, de lo doméstico, y quien ocupó el rol central es la mujer.

Colectivizar el trabajo de cuidado tiene, entonces, un importante impacto social y económico en diversos actores: adultos, adultas, niños, niñas, ancianos, ancianas puede necesitar de cuidado, pero también significa un cambio en la vida de las mujeres que resolvían esas tareas. Así, las respuestas deben ser corresponsables: se trata de un problema colectivo y un derecho de todas las personas.

Desde nuestra perspectiva debemos revalorizar las tareas de cuidados con hincapié en modelos cooperativos con políticas públicas, por lo que desde el Centro de Estudios de Economía Social de la Universidad de Tres de Febrero, investigamos las experiencias que vienen surgiendo: qué problemáticas encuentran, a quiénes atienden. También entendemos que debe ser reconocido como un trabajo que aporta a la economía, ya que es necesario para la reproducción de la fuerza de trabajo.

En Argentina hemos identificado cerca de 20 cooperativas de trabajo que brindan servicios de cuidado y ya construyeron fuentes de empleo para 400 personas. Este número parece menor en términos cuantitativos, pero el impacto cualitativo del modelo es enorme. Hay cooperativas con trayectorias muy sólidas, con más de 100 personas tanto en Resistencia y en Mar del Plata. Diversifican sus servicios para satisfacer distintas necesidades.

Mayormente están orientados a personas mayores, pero también a adultos o niños con alguna discapacidad, en domicilio y en hospitales. Las tareas de acompañamientos constituyen soluciones para muchas familias que no lo pueden resolver de otras maneras.

Es un apoyo que también brinda mejor calidad cuando se lo da colectivamente, porque puede garantizarse el respaldo y el servicio todos los días. Las cooperativas en cuestión se organizan en guardias y cada persona tiene gran flexibilidad y mucha organización, democrática y flexible, de su propio trabajo. En cualquier otra empresa es el dueño quien decide quién va a trabajar y en qué horarios. Además, estas cooperativas están comenzando a abrir áreas de apoyo a familiares y ya no solo a la persona dependiente.

Construir un trabajo de manera cooperativa requiere un gran desafío en construir normas y tomas de decisiones. Es una de las cuestiones más difíciles que encuentran los cooperativistas, pero señalan, a la vez, el impacto positivo en lo económico, en lo social (por poder insertarse en el mercado laboral con mayores derechos) y en lo cultural (estas cooperativas empoderan a las personas en su formación y profesionalización del trabajo).

Todo esto necesita también, como aprendimos con el modelo italiano, crear un marco normativo que facilite la formación de estas cooperativas, visibilizarlo y acompañar la organización. Las 20 cooperativas que encontramos en la Argentina, lo han hecho hasta ahora de manera muy aislada. Si trabajan en conjunto podrán resolver obstáculos con mayor facilidad, pero resulta imprescindible el Estado, ya que, aunque estas cooperativas no requieren una enorme inversión, sí precisan acompañamiento en la organización y en el fortalecimiento de los principios y valores cooperativos.