
Por Juan Giménez
Presidente de la Federación de Cooperativas y Entidades Afines de Enseñanza de Buenos Aires (FECEABA)
15 de Junio de 2023, CABA (Ansol). –El último 25 de mayo en Creciendo Juntos nos reunimos para festejar y encontrarnos con las familias que venimos trabajando en diferentes espacios de la escuela, en la celebración de los 40 años de democracia ininterrumpida.
La celebración fue un momento, no solo para que lxs chicxs puedan llevar adelante una radio abierta, para que otros puedan abrir un espacio musical y de baile, sino para avanzar en pensar la Revolución de Mayo como un quiebre en la situación de colonia, de dependencia que en ese entonces manteníamos con España, y poder construir puentes con la realidad actual.
Nos preguntamos, ¿a 40 años de la democracia podríamos decir que aquel 25 de mayo fue el primer intento para construir un sistema un poco más justo al que por entonces dominaba?
Claramente, es difícil poder comparar procesos históricos en distintos tiempos y en distintas coyunturas, pero si entendemos a la democracia como una disputa de ampliación de derechos podemos pensar que ese hecho histórico abrió ese camino. Camino que después de tanto tiempo sigue siendo inconcluso, no solo porque los intereses en pugna de sectores sociales no busquen, como en aquellos años, que no haya cambios drásticos pues afecta sus intereses económicos, sino porque esa idea de democratización que debería ser parte de todas las instituciones democráticas todavía es algo pendiente.

No hay democracia completa, sin una justicia en donde sus cargos puedan ser electos por la sociedad; no hay democracia, sin una distribución de la tierra que permita el acceso a todos; no hay democracia, sin una mejor distribución de los ingresos que permita un reparto de ganancias más justo; no hay democracia, si no somos capaces de tener una independencia económica para crear nuestras propias decisiones económicas; no hay democracia, sin el fortalecimiento y empoderamiento del movimiento de mujeres, en la perspectiva de la soberanía de la mujer sobre su cuerpo, y no hay democracia, si no podemos hacer de nuestros recursos naturales el puntapié de un crecimiento sostenido que nos permita un mejor cuidado del medio ambiente y nos conduzca hacia una soberanía económica.
Por último, el desafío seguirá pendiente, si no logramos construir ese común que nos cobije, que nos permita como patria construir los espacios para que puedan sentirse parte todos; es decir, que entren todos porque no hay patria con desigualdades; no hay patria con el enriquecimiento de unos pocos y el empobrecimiento de unos muchos, y no hay patria, si como pueblo no podemos acordar aquellos puntos que nos constituye como comunidad, poniendo a la igualdad como bandera que permita seguir construyendo democracia, con más derechos a restituir y recuperar.
Estos momentos de encuentro con las familias y con lxs estudiantes de todos los niveles participando con sus saberes nos refuerza la idea que la Escuela no solo es el espacio en donde se imparten conocimientos, sino un espacio más amplio, en donde el disfrute, el hacer cosas juntxs nos reafirman el rol comunitario y da sentido a nuestra tarea como educadores. De alguna manera, es imposible pensar la Patria sin una comunidad que se organiza e intenta hacerlo siempre de manera colectiva.